El próximo domingo 10 de abril, por primera vez en la historia de México, se llevará a cabo el ejercicio de Revocación de Mandato. Se trata de un derecho contenido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que contribuye al desarrollo de la democracia, mediante la participación directa de la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño del cargo de la Presidencia de la República. El propósito de esta figura es otorgar poder a la ciudadanía para que califique a su representante y decida si lo mantiene en el cargo.

La Ley Federal de Revocación de Mandato, cuyo origen está en la reforma constitucional aprobada en diciembre de 2019, señala que para realizar este acto se requiere de una petición expresa al Instituto Nacional Electoral (INE) de parte de los ciudadanos, quienes deben presentar el 3% de firmas correspondientes a personas inscritas en la lista nominal de electores. Pese a las restricciones impuestas por la pandemia, el 25 de diciembre de 2021, plazo establecido por el INE para la recolección de las firmas, se lograron reunir más de 2.7 millones de las solicitadas por la Ley.

Frente a la incapacidad de los partidos políticos para representar y gestionar los intereses de la población, figuras como la Revocación de Mandato posibilitan a la ciudadanía reinventar las funcionalidades democráticas. Hoy requerimos instancias de deliberación, de rendición de cuentas y de vigilancia ciudadana. Esto no significa sustituir las instituciones existentes, sino fortalecer las herramientas ciudadanas para vigilar de cerca al poder.

La importancia de participar en este ejercicio político radica en decidir si se aprueba (o no) la continuidad del ejecutivo federal hasta concluir el periodo para el que fue electo. Pero, no solo eso, esta primera consulta establecerá un precedente fundamental para que gobiernos posteriores sean sometidos al escrutinio por parte de la ciudadanía. Proceso que, sin duda, mejorará la actuación de los gobernantes.

Lamentablemente, la polarización entre quienes apoyan y rechazan la consulta de Revocación de Mandato está centrada en conflictos de valor (pasiones) y no de interés. La lucha de intereses permite llegar a acuerdos, a compromisos. En cambio, el conflicto de valores, donde las pasiones protagonizan la confrontación, impide establecer compromisos de ningún tipo. Los actores que participan en esta controversia olvidan que la democracia ha sido concebida como un modelo de discusión y negociación racional entre intereses en competencia y de la organización institucionalizada del compromiso social.

Resulta paradójico que quienes se oponen a la forma de gobernar del actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, desalienten la participación de la ciudadanía a ejercer su derecho a votar en la Revocación de Mandato. La democracia se amplía en la medida en que los derechos establecidos en la Constitución se ejecutan y no suspendiéndolos. Renunciar a un derecho político, implica un retroceso para la libertad, igualdad y justicia.

Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y Posdoctorada por la Universidad de Yale

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