Querétaro cuenta con el primer propulsor a efecto Hall hecho por manos mexicanas, artefacto que sirve para aplicaciones en cohetes aeroespaciales.

La información la proporcionó Marcelo López Parra, jefe de la unidad de alta tecnología de la facultad de ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Juriquilla.

El propulsor a efecto Hall le permitió a la UNAM Juriquilla obtener el primer lugar del concurso de patentamiento que organizó la Coordinación de Innovación y Desarrollo de la UNAM, en la que se concursaron más de 50 proyectos de la institución.

Destacó que, desde el 2018, la Universidad logró crecer su número de patentes, y con 44 registradas, se ubicó en el primer lugar nacional en producción de ciencia y tecnología.

Acompañado por los investigadores Jorge Alfredo Ferrer Pérez y Rafael Chávez Moreno, declaró en rueda de prensa, en la cual invitó a los jóvenes a inscribirse a la carrera de ingeniería, que comenzará a ofertarse en el 2020.

Ferrer Pérez, quien encabezó el desarrollo del propulsor, detalló que el aparato permite que las naves que se encuentran fuera de la atmósfera terrestre puedan moverse, navegar, y mantenerse en su órbita.

“Esa clase de propulsores utilizan, como combustible, un gas noble y a través de una combinación de campos eléctricos y magnéticos se desprenden partículas de este gas para convertirlo en iones... que nos permitirán mover la nave espacial”.

Ferrer Pérez recordó que la investigación inició en el 2013, cuando respondió a una convocatoria para otorgar “capital semilla” a investigaciones, convocatoria del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Chávez Moreno explicó que las aeronaves actuales utilizan propulsores químicos, mientras que el propulsor a Efecto Hall alarga la vida útil del satélite y, por tanto, el tiempo de la misión.

Enfatizó que la Universidad Nacional Autónoma de México tiene gran interés en atraer a los jóvenes a la ciencia para crear innovaciones tecnológicas en la industria espacial.

En este punto Marcelo López Parra argumentó que la mayoría de los jóvenes se inscriben a otro tipo de ingenierías atraídos por la gran publicidad que tienen, sin tomar en cuenta los grandes avances que existen y se pueden generar en el sector aeroespacial.

“La Unidad de Alta Tecnología tiene varios laboratorios, en este particular, de propulsión, que lleva el doctor Jorge Ferrer, hay alrededor de 10, 12 alumnos a nivel licenciatura y posgrado, más los cuatro doctores que están trabajando”.

Indicó que además esa investigación se tienen laboratorios enfocados en: diseño, desarrollo, simulación de satélite y todos los sistemas que rodean a la tecnología espacial.

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