A los 13 años se convirtió en la psicóloga más joven del mundo y, a los 17, en la primera menor de edad en entrar al Master Math for Teaching de Harvard, lo cual no ocurría desde hace un siglo. Todas estas características extraordinarias hicieron a Dafne Almazán una figura pública y, desgraciadamente, un hacker profesional se aprovechó de esto.

El hacker creó una cuenta de Instagram a inicios de 2019 con datos reales de Dafne y utilizó la fama de la menor para pedir supuestos donativos destinados a recién nacidos con diversos problemas médicos a cambio de entrevistas, conferencias y pláticas para padres.

“Yo no tenía redes sociales, solo tenía whatsapp y mi correo, lo básico para mis estudios. Hace unas semanas, un amigo me mostró el Instagram falso, y que estaba pidiendo dinero a mi nombre, lo cual es un fraude. Me recomendó abrir una cuenta y denunciar la otra. Lo hice porque estaba engañando a muchas personas, reporté la cuenta y mostré a Instagram documentos oficiales como mi pasaporte con mi foto, pero Instagram me cerró a mí mi cuenta, dijeron que no había suficientes pruebas para comprobar que era yo misma, simplemente porque la otra cuenta tenía más seguidores”, narra Dafne Almazán Anaya, víctima de usurpación de identidad.

El hacker de Dafne

El caso de Dafne es el de muchos más usuarios de redes sociales. Según datos de la Asociación de Internautas poco más del 15% de los perfiles en Facebook, Twitter e Instagram son falsos.

La Policía de Ciberdelincuencia Preventiva de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal reconoce a esta conducta como robo o usurpación de identidad a través de Internet y la define como “una afectación en el patrimonio de ciudadanos, así como de su integridad emocional, al utilizar información personal sin su consentimiento y apropiarse de ella con la finalidad de cometer un ilícito o dañar su reputación”.

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