Lograr que los medicamentos lleguen a las células precisas sin daños colaterales, así como generar diagnósticos para enfermedades como diabetes, por medio de parches que envían lecturas a dispositivos móviles, son algunas aplicaciones que pueden tener los polímeros biodegradables, materiales que estudia la doctora María Priscila Quiñones Angulo, investigadora del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFTA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Campus Juriquilla.

Actualmente realiza una estancia posdoctoral por parte del desaparecido Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), ahora Consejo de Ciencias, Humanidades y Tecnologías (Conahcyt). Se dedica en este momento al estudio de los  polímeros biodegradables, todo con química verde, con materiales extraídos de la naturaleza que no contaminan, que no generan residuos tóxicos, buscando obtener métodos de síntesis o de reacciones que tampoco generen residuo alguno.

“Aquí estamos trabajando polímeros biodegradables, para aplicaciones biomédicas. Básicamente trabajamos con geles o hidrogeles que pueden servir como implantes de cartílago. Todo lo que sea aplicación biomédica se refiere a elementos externos al cuerpo humano, pero que a su vez no van a generar una reacción alérgica.

“Hay materiales que nos sirven como acarreadores de fármacos para ciertos tratamientos terapéuticos. A eso nos referimos con biomedicina”, afirma. 

Un ejemplo muy simple de acarreador de fármacos, explica la especialista, es el tratamiento contra el cáncer. Por lo regular se aplican quimioterapias o radioterapias o de frecuencia a los pacientes. Entonces lo que hacen es darte un medicamento, puede ser una pastilla, un inyectable, donde en esa solución va un fármaco que es altamente tóxico para el cuerpo, por ejemplo el 5-fluorouracilo, el ciprofloxacino, son fármacos muy dañinos, pero que matan células de cáncer. Al ser peligrosos para el organismo en general, lo que se hace es meterlos a un vehículo, en una matriz de polímero, biodegradable y biocompatible, para que una vez que entra al cuerpo tiene receptores y vaya al tumor sin dañar órganos.

Sin embargo, dice la investigadora, su aplicación no sólo es para el cáncer. Ahora quieren trabajar con un problema en los animales, en este caso los perros ojo seco. Se ponen recubrimientos de polímeros con ciertos medicamentos para tratar infecciones directamente.

“Uno de los materiales que estamos usando aquí en el laboratorio de polímeros es la celulosa cristalina. Esa celulosa se obtiene de cualquier fibrilla de cualquier planta. Lo que se hace es extracciones de biomasa, y extraemos la celulosa”, afirma.

“Otro de ellos son las lactonas y las lactidas, que también son macromoléculas que se extraen en residuos de biomasa y que puede ser de cualquier residuo natural, el de plantas principalmente. En el laboratorio actualmente no se extraen estos materiales, puesto que también lleva un proceso y no es el objetivo de su investigación, ya hay bastantes investigadores a nivel internacional que se dedican a hacer estas extracciones. Nosotros las compramos, pero son productos naturales”, subraya.

Precisa que en su caso, su formación es de ingeniera química. Hizo una maestría y doctorado en Química. En la instancia posdoctoral se basó más en la formación de materiales, puesto que todo su perfil fue meramente ingenieril y de estudios cinéticos.

Entonces, enfatiza, dar un balance entre los cálculos o las simulaciones, y llevarlo a la vida real, a un material palpable en el que puede hacer pruebas, es lo que llama la atención a cualquier ingeniero o a cualquier químico, tener la parte computacional, pero también tener esa parte experimental y poderla llevar de la mano, que es lo que desarrolla gracias a su trabajo de investigación.

María Priscila explica que lo que llamó su atención de su carrera es el hecho de que la química se puede palpar todos los días en la vida, desde los alimentos que se consumen diario hasta el momento de dormir y el cuerpo se relaja y está llevando a cabo reacciones químicas.

“El área de polímeros me llamó la atención porque los encontramos en todas partes. Cuando hablamos de polímeros todo mundo dice que son plásticos, botellas de PET, bolsas de plástico, pero realmente los polímeros no son sólo plásticos. Hay derivados que vienen del petróleo, pero hay derivados naturales, por ejemplo las proteínas. Ahora que está de moda todo lo reutilizable, por toda la cantidad de desechos presente, se vuelve más interesante trabajar con basura, básicamente, que sea beneficioso para el ser humano”, explicó.

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