Desde hace milenios, el hombre toma café, aunque solo desde hace algunos años han aparecido técnicas más sofisticadas para que los especialistas y los aficionados podamos tener acceso a la taza más sabrosa y renovadora de café.

Su historia comienza en Etiopía, donde el cafeto tuvo su origen probablemente en la provincia de Kaffa. Uno de los mitos más famosos es que un pastor de cabras etíope se fijó en el animado comportamiento que tenían las cabras después de haber mascado cerezas rojas de café y no tardó en probarlo. El resto es historia: los primeros establecimientos de servir café se abrieron en la Meca y se llamaban kaveh kanes. Ese tipo de establecimiento se extendió rápidamente por todo el mundo árabe y los cafés se convirtieron en lugares muy concurridos en los que se jugaba al ajedrez, se intercambiaban chismes y se disfrutaba del canto, el baile y la música.

Durante siglos el café se añadía al agua hirviente hasta que se infusionara. Esta técnica se llama café a la turca o simplemente café de olla. Hoy en día esta es una de varias técnicas conocidas para preparar café. Sin embargo, hay consejos sobre este grano que se aplican a cualquier método de preparación del café.

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1. Consigue buen café. Hay diferentes variedades de café pero las más consumidas en todo el mundo son dos: arábica, con menos cafeína, y robusta, con más cuerpo. También se pueden encontrar mezclas de ambas variedades en diferentes proporciones. Compra un café que te informe de su origen: país región y, si es posible, productor.

2. El secreto está en el molido. Entre más reciente la fecha de molido mejores sabores y aromas tendrás en taza. Así que compra tu café sin moler y muélelo justo antes de prepararlo. En ese sentido, procura comprar en pequeñas cantidades —250 grs o 500 grs—, así la frescura de tu última taza será mejor.

3. Oler durante algunos segundos. Los granos recién molidos pueden ponerte de buen humor y despertarte.

4. Tipo de agua. De manantial o embotellada.

5. Proporción de café. 65 gramos por cada litro de agua. Se pueden añadir hasta 8 g más para que el sabor sea más fuerte o bajar unos 5 g para suavizarlo.

6. Potencia del fuego. Caliéntalo a fuego lento, pero lo suficiente para que el agua llegue a un punto de ebullición en unos minutos.

7. Cantidad de azúcar. Casi todos los especialistas coinciden: NADA o muy poco.

8. Modo de servir. Mucho mejor en taza de porcelana.

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