Con la ceniza de cáscara de arroz, la académica Norma Angélica Sánchez del Centro del Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET) de la UNAM, busca desarrollar un posible sustituto de hueso sintetizado.

La cáscara de arroz es un residuo industrial que se utiliza como soporte en algunos cementos y contiene propiedades que podrían utilizarse para crear material óseo. “Lo que obtenemos de la cáscara es un polvo blanco rico en silicio, entre un 92 y un 95 por ciento aproximadamente, y es la materia prima que utilizamos para el biovidrio que finalmente se utilizaría en el desarrollo de huesos”, precisó.

El equipo de investigación ha obtenido la cáscara de arroz que utilizan en su proyecto en el molino de San José, ubicado en Jiutepec, Morelos.

Paso por paso
Para conseguir el sustituto de hueso, explicó, se calcina la cascarilla, se extrae la sílice como material de partida para combinarla con otros productos comerciales a fin de obtener la composición adecuada en sodio, calcio y fósforo en base de gel que nuevamente se calcina para tener el biovidrio que se necesita.

Sobre el proceso para la obtención del biovidrio Norma Sánchez detalló que primero se remueven las impurezas de la cascarilla, posteriormente se tritura y finalmente se calcina.

 

La especialista aclaró que se encuentran en etapas preliminares del proyecto, pues están en construcción de prototipos; ya tienen la composición adecuada y la prueba in vitro en la que se sumerge el material en una solución fisiológica simulada.

Es importante resaltar que en este proceso se observa el crecimiento de una capa llamada hidroxiapatita, que es un indicio de que el material es bioactivo y por lo tanto se puede utilizar como sustituto óseo.

Diversos beneficios
Sin embargo, agregó, faltan aún pruebas adicionales como son pruebas biológicas, pruebas en células y pruebas en animales para descartar toxicidad y que el organismo acepte el material.

Una de las ventajas, además de que el costo se reduce en aproximadamente un cincuenta por ciento comparado con el biovidrio convencional, es que con el material elaborado a base de cáscara de arroz es posible obtener figuras geométricas con determinado volumen, ya que es un material poroso que puede utilizarse directamente como sustituto óseo, mientras que el biovidrio comercial generalmente se obtiene como polvo y para convertirlo en material sólido tridimensional se utilizan diversos métodos mixtos, subrayó la investigadora.

Por su parte, Miriam Marín Miranda, estudiante de doctorado del CCADET, comentó que en principio, este biovidrio había sido pensado para uso odontológico principalmente en periodoncia. Además, el biovidrio puede contribuir en el trabajo de las células al proporcionarles una estructura y componentes capaces para que éstas realicen el proceso de regeneración ósea.

También se podría utilizar en casos de cáncer de mandíbula donde podría implantarse mientras se injerta hueso nuevo, concluyó.

Ciencia UNAM, Dirección General de Divulgación de la Ciencia

cetn

Google News

TEMAS RELACIONADOS