“No tengo oficina”, se escucha decir a Roger Brownrigg, vicepresidente regional de Johnson & Johnson. Es el primer piso de un edificio de la zona de Santa Fe, acondicionado con espacios abiertos para todo el personal. En una colorida sala, habla del compromiso con el mercado mexicano, pese a un posible fin del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
En entrevista con EL UNIVERSAL, asegura que la empresa no tendrá problemas para acoplarse a trabajar con quien sea el próximo presidente de México y considera que es poco factible pensar en llegar a una situación semejante a la de Venezuela. Eso es un poco “extremo”, afirma.
Johnson & Johnson exporta cerca de 90% de sus dispositivos médicos producidos en México a otros países; además, tiene un negocio de consumo y otro farmacéutico en el cual posee marcas como Listerine, Cotonetes, Tylenol, Dramamine, Neutrogena, Lubriderm y Benadryl.
En México, la empresa cuenta con más de 10 mil empleados y cuatro plantas de manufactura.
—Nosotros no tenemos la expectativa que ningún cambio en el Tratado de Libre Comercio vaya impactar las necesidades que hay en México ni las soluciones que nosotros estamos desarrollando.
J&J es una empresa global y nosotros no manejamos nuestras inversiones o estrategias a corto plazo. Todo es largo plazo y sí puede haber un impacto o no, pero es irrelevante porque nuestro compromiso con México no cambia. Tenemos nuestras empresas y plantas muy establecidas y trabajando de forma fuerte en México.
—Nosotros no vemos de ninguna manera que cambie nuestro compromiso con México con algo que puede ser de corto plazo.
No quiere especular, J&J fabrica mucho producto en México para exportación, es uno de los países más grandes. Cambios en el reglamento sí pudieran tener ese impacto, pero eso no significa que J&J abre y cierra plantas al azar. En Juárez la empresa tiene una historia y un compromiso con la comunidad, es la zona en la que más empleados tenemos; son 8 mil.
—Arriba de 90% en dispositivos médicos, porque México es un mercado muy pequeño para este negocio.
—Nosotros no vemos el tema de salario como una ventaja competitiva, en general J&J en su paquete laboral, tanto las plantas como las secciones comerciales son las más competitivas del mercado, estamos por arriba.
Creemos que empleados con balance y saludable demuestran más compromiso con la empresa, con ello viene más innovación, creatividad y rendimiento para la compañía.
—En México creo que las empresas sí están trabajando con diferentes asociaciones de industria, nosotros como miembros de la AMID (Asociación Mexicana de Industrias Innovadoras de Dispositivos Médicos) estamos colaborando con diferentes entes como la Secretaría de Economía o Cofepris para destacar la importancia de México.
—Todos reconocemos que hay retos importantes en el sector salud en general, reconocemos los altos costos que significa no sólo para el gobierno, sino para el sector privado; también reconocemos retos en acceso, no todos los 125 millones de mexicanos tienen el mismo nivel de acceso a la salud. Eso es algo que debemos atacar.
—Veo un escenario positivo, pero estamos en un cruce. En momentos difíciles en los que no rinden los presupuestos tanto gubernamentales como del consumidor, muchas veces se tienen que tomar decisiones de recortes y la salud es una necesidad crítica para el desarrollo del país, junto con la educación.
En los momentos difíciles en los que hay recortes de presupuestos es cuando uno debe estar innovando y encontrando nuevas formas de trabajar para cambiar. J&J es una de esas empresas que no se enfoca sólo en la venta de productos, sino que colaboramos de otra forma. Empresas que están dispuestas a invertir, no sólo en los buenos momentos sino en los más difíciles, son las que verdaderamente salen para adelante en el sector salud.
—Exacto, estamos lanzando un programa llamado CareAdventage. Estamos en plena transición de una empresa que ha sido innovadora en productos de alta calidad a una que reconoce los retos de colaborar y migrar a la venta de servicios y a la venta de soluciones, sólo cuando llegas a las soluciones estás innovando y co-creando.
—Nosotros no somos una empresa que se afilia a ningún partido ni ninguna forma ideológica de pensar. Pese a cualquiera que entre, nosotros siempre vamos a estar tratando de posicionar la importancia y necesidad del sector salud, siempre estaremos empujando el concepto de colaboración.
Entonces buscamos colaborar, sea quien sea el nuevo presidente o el nuevo partido político, porque reconocemos que el compromiso es con México y con los pacientes mexicanos.
—No, eso es un poco extremo, se podría decir. Podría decir que J&J a través de su historia siempre mantiene la presencia global. Incluso sigue manteniendo la empresa en Venezuela, después de 20 años del régimen.
Sí vemos que hubo momentos difíciles en muchos de nuestros países, por ejemplo, en Argentina, pero J&J siempre mantiene su presencia porque nuestra primera responsabilidad es ante los pacientes, siempre queremos poner nuestro mejor esfuerzo y estar ahí representando la calidad y el acceso a la salud.
Johnson & Johnson es una empresa de origen estadounidense que cotiza con la clave JNJ en la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE, por sus siglas en inglés). En 2016, la multinacional reportó ingresos por 71 mil 900 millones de dólares, equivalentes a un crecimiento de 2.6% en comparación con 70 mil 100 millones de dólares del año anterior.
Del total de sus ingresos consolidados, la compañía facturó el 47% a través de su división farmacéutica, donde tiene marcas como Invokana, Darzalex y Xarelto. La segunda división más importante fue la de dispositivos médicos con 35% de las ventas y, en tercer lugar, los productos de libre venta (OTC) aportan 18% de la facturación.
J&J fue fundada en New Brunswick, Nueva Jersey en 1886 y en el año de 1994 comenzó a cotizar en el NYSE. Roger Brownrigg, hijo de padres ingleses y nacido en Argentina, inició su carrera en J&J en 1996 como parte del programa de desarrollo de talentos internacionales en Miami, Florida.
—La empresa está presente en tres segmentos: farmacéutico, consumo y dispositivos médicos. Tenemos más de 120 años a escala global y más de 80 años en México. En número de empleados, México es el país número dos a escala mundial, somos más de 10 mil empleados.
Contamos con una planta combinada del negocio farmacéutico y de consumo en Puebla, mientras que las plantas de dispositivos están en Ciudad Juárez. Hoy son cuatro plantas en total. Somos 10 mil empleados directos en México y a escala global son cerca de 125 mil colaboradores.
—A escala mundial, J&J se destaca por ser una empresa de innovación e invierte 8% de su venta en investigación y desarrollo, pero las cifras locales no las compartimos.
—En dispositivos médicos nos destacamos por tres grandes divisiones: cirugía, que abarca cirugía abierta y de mínima invasión; la otra división es de ortopedia y, la tercera se llama cardiovasculares. En el negocio de consumo tenemos productos desde Listerine, que se destaca entre los más grandes, Lubriderm, Tylenol, y la línea de Nutrogena se está expandiendo mucho en México.
—Fue un crecimiento sostenible y robusto. En volumen estamos creciendo.
—Sí, es el tipo de cambio. La mitad de nuestras ventas están en Estados Unidos y 50% fuera, generalmente los países emergentes son los que más crecen, pero en los últimos dos a tres años hemos visto mucha volatilidad en las monedas y en el valor del dólar que impacta de manera negativa.
Con presencia en 60 países, J&J ha mantenido un crecimiento sostenido en el precio de su acción en los últimos cinco años. El pasado 29 de julio, los títulos de la emisora se cotizaban en cerca de 131 dólares en el NYSE, lo cual representó duplicar los 69 dólares a los que cotizaba la acción en 2012.
Las ventas de la empresa han mantenido un camino más complicado en el quinquenio. En 2012 los ingresos estaban en 67 mil 200 millones de dólares y alcanzaron un máximo en 2014 de 74 mil 300 millones de dólares. Sin embargo, ahora están debajo de ese nivel, con 71 mil 900 millones de dólares.