Tenía que hacerlo por él mismo. Se lo había pedido a su jefe, pero éste sólo le daba largas. Lo platicó con su esposa y lo decidió. Estudiaría un MBA sin la ayuda de la empresa de aires acondicionados donde laboraba. Se lo jugó todo. Tiempo completo, 18 meses intensos, otro país. Esa decisión le cambió la vida, y lo llevó a convertirse en el CEO de GE México, empresa dedicada al capital, infraestructura, energía, aviación, entre muchos otros negocios.
Quien ha dedicado su carrera a medir riesgos, no pudo prever todas las eventualidades en su propia carrera profesional. En cuanto salió de Columbia University, en Nueva York, lo invitaron a trabajar en Structure Finance Group de GE, algo imposible que lo hiciera antes de su MBA, cuando no sabía cómo leer un balance financiero o un estado de resultados. Ahora estaba midiendo el riesgo de inversiones millonarias, todo en Connecticut, la sede de GE. Pero ¿qué otras habilidades no técnicas le han servido a Raúl para llegar a ser CEO de GE México?
1. Vida deportiva
Hace seis meses, cuando preveía que su agenda se iba a saturar rápidamente, que tendría que cambiar su rutina de trabajo, que tendría más responsabilidades, que sus decisiones tendrían mayor alcance, Raúl en lugar de dejar actividades de lado para dedicarle más a la oficina, le añadió más deporte a su ocupada agenda. Y parece funcionarle. En los últimos meses ha bajado cerca de 10 kilos de peso, y está por tomar su segundo 54D, el intenso programa que combina una hora diaria de ejercicio intenso, acompañada de una dieta rigurosa por 54 días. Aunque Raúl no se considera un atleta, su afición al tenis, al golf y a la bicicleta de ruta, lo delatan. Se ha convertido quizá en el director general de GE más ejercitado de los últimos años.
—¿Qué sucede con los deportes que muchos ejecutivos lo llevan como estilo de vida?
—La disciplina, la salud, desestresarte. La conexión con clientes y empleados ayuda. He hecho muchas carreras: triatlones, carreras de bici, de 10 kilómetros; con jefes, con subordinados, con mi chofer, con quien quieras. También es la competencia. Soy muy persistente, enfocado en resultados. El deporte es lo mismo.
Ese enfocarse en resultados actualmente solo lo aplica en su 54D y en la oficina. Pero hubo un tiempo que su afición al tenis le hacía ganar los torneos a los que se inscribía durante la preparatoria. Hoy el tenis es sólo su hobby de fin de semana, donde también se ejercita con sus hijos, quienes prefieren, su hijo de 16 años, el básquetbol, y su hija de 14, el soccer. Lo mismo sucede con el golf. Aunque no tiene un foursome con quienes salga seguido a jugar es aficionado lo juega relajadamente con sus hijos.
En la navidad pasada, se dio de regalo, para toda su familia un pequeño regalo: una pulsera Fitbit. El aparato les permite medir todo: sus pasos, calorías quemadas, alimentación, metas, entre otros factores de salud. Si se trata de un regalo, también habla de la importancia que le da al deporte, pero sobre todo, a compartir su afición con su familia.
2. Persistencia
Si hay una virtud relacionada con el deporte y el enfoque en resultados es la persistencia. “En mi negocio anterior me decían que no aceptaba un ‘no’ por respuesta", una reputación que no se ganó mientras estudiaba su maestría, sino ya dentro de GE.
Allí estaba Raúl Gallegos estudiando una y otra vez el caso de Arcos Bosques, el centro comercial que GE ayudó a financiar. Para la empresa, donde la palabra “construcción” es un tabú. “No nos gusta el riesgo de construcción. Sentimos que no se paga los suficiente para el riesgo que es. Hay historias de horror en todo el mundo.”
Este caso tenía todo en contra: se trataba de un centro comercial donde antes de ser construido no se tenía certeza de si alguien iba a comprar (o rentar) los locales comerciales. No era visto con buenos ojos. Sin embargo, casi con una fe ciega, pero siempre buscando mecanismos innovadores para financiar este tipo de proyectos, Raúl y su equipo se dedicó a conseguirlo.
“Conocíamos muy bien al desarrollador (Dine), pero se salía de la escala. Al final primero fue ‘no’, pero trabajamos muy fuerte a cómo estructurarlo. Me costó muchísimo convencer a la directora de riesgo del negocio, pero no lo soltamos. Hoy ha sido un proyecto exitosísimo. Es el que más hemos presumido.”
Desde entonces, la fama de Raúl se escuchaba en los pasillos de su edificio. “El hombre que no acepta un 'no'.”
3. Parteaguas
Se dice que un hombre cambia de parecer casi siempre por un mujer. En el caso de Raúl, el suceso que más cambió la vida de Raúl fue sin duda el compartir su vida con su esposa. Tanto en lo familiar como en lo profesional, fue para bien. Ha sido ella quien le ha ayudado a tomar las decisiones más difíciles de su vida.
“Cuando la conocí no quería saber nada de México y me quería regresar a Estados Unidos (donde había estudiado High School), a hacer la carrera. Ella me hizo quedarme.” Así de importante era quien ocho años más tarde se convertiría en su mujer, y por eso fue que estudió en la Universidad Anáhuac la carrera de ingeniería en 1985.
El camino para ingresar a GE no fue fácil. Le exigió otras habilidades que en sus veinte aún no dominaba, por eso fue que se decidió por ese MBA en Columbia University. Optó por un programa acelerado de 18 meses, donde estudiaría incluso durante los veranos.
“Es algo que platiqué con el director de la empresa anterior. Hasta que me di cuenta que lo tenía que hacer yo por mi lado. En 1995 decidí a hacer full time en Columbia en NYU. No tenía mucha idea, busqué algo con finanzas fuertes y entorno internacional importante.”
Después de su MBA, ya con su primer hijo, la oferta llegó para trabajar en GE, en las oficinas centrales de Connecticut. Tras unos años, otra disyuntiva tocó a la puerta de la familia Gallegos.
“Venía mi segundo hijo en camino. Me pidió mi esposa que regresáramos. Acaba de empezar GE en México. Me invitaron de los dos negocios: seguir en riesgo, principalmente para arrendamiento de equipo, o en ventas, en inmobiliario.” Raúl, junto con su esposa, decidieron que debía tomar el camino de ventas. Fue una decisión acertada ya que el sector inmobiliario ayudó a salir de la crisis.
“Me tomó el 1995, justo en la crisis un proyecto importante que amarramos en dólares que fue el que nos mantuvo a flote ese año. Ver que podía también vender, es lo que necesitas para ser un CEO completo. Aparte de administrar, que pudiera también vender.”
¿Debería dejar GE? Esta pregunta se la hizo varias veces. Su buena reputación en los negocios había provocado que otras empresas le ofrecieran algún buen trabajo. Todas las alternativas las platicó con su mujer y en todos los casos decidió quedarse.
Si se trata de un reductor de riesgo, la mujer de Raúl ha sido la mejor inversión que pudo tener.
4. Don de gente
Raúl tiene un vicio. Muchas noches, después de que todos en su casa se han dormido, toma su laptop y comienza a contestar mensajes de correo electrónico. “Quizá es algo que no debería hacer”, me lo dice entre en serio y en broma.
No puede dejar de responder, con una entrada formal y una salida atenta a cada uno de los remitentes. “Soy un freak de que no se me acumulen los correos y contestar rápido. No puedo tener más de una página del inbox llena.”
Quizá es su formalidad, su manera de entrar y salir en sus mensajes lo que abona a sus relaciones personales dentro y fuera de la empresa. Ese don de gente es parte de su estilo de liderazgo, y lo sabe.
Mientras caminamos por los pasillos de GE, en el edificio de Samara en Santa Fe, Raúl se detiene cada tres metros a saludar a algún colaborador, siempre con una sonrisa.
“Soy muy informal al conectar con la gente. Me gusta ser accesible. No solo profesionalmente, sino socialmente. Realmente conocer a la gente. Dedicarle el tiempo. Se me dio muy al principio de mi carrera, desde cómo manejaba al de los ductos en una obras.”
Escucha a todos. Si sabe que eres experto en algún tema, te escucha y considera lo que tengas que decirle. Incluso, a quien fue su asistente, Leila de la Torre, durante seis años, como sabía que era muy efectiva al organizar eventos, la escuchó para saber si era factible hacer una actividad de integración en la que se involucraran los empleados, pero al mismo tiempo, se ayudara a otros. Leila, formó en ese momento, parte de las tomas de decisiones de Raúl en ese tema. Así sucede con todos los que se acercan a Raúl.
En aquella ocasión, fueron a una casa hogar. Eran alrededor de 100 personas que en un día le cambiaron el entorno a esos niños. “Es un mexicano muy comprometido”, me dice Leila a quien le emociona notoriamente hablar de su exjefe directo.
Eso sí, incluso como CEO, no deja de expandir su red de contactos para mantenerse al día con clientes, proveedores y empleados de la misma empresa. Es a lo que se ha dedicado en sus primeros meses al frente de GE.
“Soy persistente y enfocado a los resultados. Trato de que sea en una forma que sea más cordial. Exigirles pero manteniendo esa conexión con la gente.” Ese enfoque en resultados es algo muy de GE.
Estar en varias áreas también ayudó a llegar a ser CEO. Y si la empresa tiene como core las ventas, es un aspecto que no puedes dejar pasar de largo. “(Me sirvió mucho) haber tenido éxito en muchos proyectos, manejando gente, que podía manejar grandes grupos de gente. Y cuando tuve la experiencia comercial, vi que podía hacer negocio.”
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Si el MBA le enseñó lo técnico, las habilidades de liderazgo las sacó de otro lado: de su experiencia personal, de su don de gente, de su familia. Pero estas habilidades no se quedan solo en eso, sino que, en el caso de Raúl, se convirtieron en decisiones concretas para sacar el mayor provecho de las oportunidades. Y su empeño en tomar las riendas de su vida es un ejemplo de ello. Con todos los riesgos que eso implica.