La economía mexicana concluye el año con un crecimiento cercano a 4%, mostrándose resistente a los episodios de volatilidad financiera global.

La crisis de deuda en Europa y la incertidumbre por el ajuste fiscal en Estados Unidos, que podría limitar el dinamismo económico, fueron temas que estuvieron presentes a lo largo de todo el año.

No obstante, hay cautela respecto a cómo evolucionarán ambos temas en 2013.

El relativamente robusto crecimiento de la economía doméstica en 2012, que estuvo impulsada en forma importante por la recuperación de la demanda externa estadounidense, no se trasladó en la misma proporción a los bolsillos de la población.

Dos de los principales factores que contribuyeron a limitar el avance del mercado interno fueron, por un lado, los elevados precios internacionales de los granos, productos agropecuarios y alimenticios, y por otro lado, la importante creación de empleos informales y sin prestaciones.

En tanto, las plazas generadas en el sector formal, fueron de bajo nivel de ingreso.

José Luis de la Cruz, director del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, expuso que en el sexenio que concluyó se crearon 2.5 millones de empleos formales adscritos al IMSS, y llegar a 15.9 millones de plazas.

Esta cifra está debajo de los más de 6 millones de empleos que deben generarse —1 millón por cada año—, por lo que se contabilizó un déficit de alrededor de 3.5 millones de empleos, expuso el académico.

Por su parte, el empleo informal avanzó a mayor velocidad. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y del IMSS, el empleo en el sector informal, es decir, en micro unidades económicas no registradas, repuntó a 14 millones 222 mil personas al tercer trimestre de 2012.

Con ello, la ocupación informal total, es decir, en estas unidades económicas no registradas y en las unidades registradas, sumó 28 millones 500 mil personas en 2012.

Prevén más daños

Pablo Cotler, director del departamento de Economía de la Universidad Iberoamericana, expuso que de avanzar la informalidad seguirá la merma a derechos de propiedad, la evasión tributaria y una productividad menguante; “contexto poco propicio para un crecimiento alto y estable y poco compatible para alcanzar una reducción de la pobreza”.

Añadió que México cuenta con una estructura productiva y financiera concentrada que acarrea altos costos para los consumidores y que frena la aparición de productores. En su análisis Un balance de la política económica en un contexto de globalización, señaló que “estos factores son poco propicios para generar movilidad económica”.

Dos tipos de mercados

El año pasado fue destacable la fortaleza y el avance que registraron las exportaciones mexicanas.

Las ventas al exterior crecieron y ganaron participación en EU respecto a años previos. Esta contribución, respondió a mejoras en competitividad de sectores como el automotriz.

La modernización y la expansión de la capacidad de producción e instalada de las manufacturas, hacen a México más competitivo y atractivo para inversores en áreas como el automotriz, aeronáutica y maquinaria.

Entre la aprobación de las reformas estructurales más polémicas, la laboral abrió las puertas a más cambios para elevar la competitividad.

Diversos analistas ven al actual gobierno como el que efectuará la segunda ronda de reformas estructurales en el país, iniciadas en los 90.

Empero faltará ver qué tan profundos son los cambios y su efecto sobre la economía y la generación de empleos formales mejor pagados.

Sobre todo, de cara a la caída de la demanda estadounidense de productos externos que comenzó a sentirse en la segunda mitad de 2012.

La generación de empleos mejor remunerados ayudaría a compensar parte de las pérdidas en el poder de compra de la población. En particular, ante los incrementos en precios de alimentos, que afectan más a familias pobres. Aunque al final del año la inflación general retomó la tendencia decreciente rumbo a la meta de 3% —más/menos 1 punto —, gracias a la apreciación del peso frente al dólar, la inflación en alimentos se mantuvo cuatro veces por arriba del indicador general.

En consecuencia, la pobreza en el país sigue elevada, con un salario que cada vez alcanza menos para una canasta de alimentos, según indican los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.

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