México amenazó con que mantiene abiertas todas las opciones, incluso nuevas represalias tarifarias, en caso de que Estados Unidos decida finalmente aplicar aranceles a la importación de autos y autopartes.

El gobierno expresó su rechazo y “preocupación” por la simple consideración de unas tasas que no tienen sentido en la base que se presentan y criticó duramente que EU pueda usar los aranceles como táctica negociadora.

“México se mantiene firme contra el uso de argumentos de seguridad nacional en un esfuerzo de restringir el comercio o ganar poder de negociación. Nos mantendremos alerta a cualquier restricción comercial injustificada y ejerceremos nuestros derechos para asegurar que la industria automotriz mexicana no se vea afectada negativamente”, dijo el embajador mexicano en Washington, Gerónimo Gutiérrez.

El diplomático mexicano participó el jueves en la primera jornada de audiencias públicas que el Departamento de Comercio de Estados Unidos ha programado para recabar opiniones sobre la adecuación de aplicar aranceles a autos por su afectación a su seguridad nacional.

México apostó por un rechazo a la idea de aplicar aranceles con una defensa basada en el “mal uso” del argumento de la seguridad nacional, en el recordatorio de la alianza entre ambos países en asuntos de interés común (especialmente la seguridad), y en la cuantificación del “daño” que haría la imposición de aranceles no sólo al sector automotriz sino también al consumidor de EU.

La justificación de la afectación a la seguridad nacional es la misma que usaron para imponer aranceles al acero y aluminio.

Gutiérrez hizo hincapié en la “gran integración” del sector en ambos lados de la frontera que permite “fabricar y competir como ninguna otra región o país en el mundo hacen”.

“Los beneficios de la integración son claros. Desde 1990, la producción de automóviles en Estados Unidos, el precio por unidad de los vehículos y la contribución general de la industria al Producto Interno Bruto han incrementado”, dijo.

La aplicación de aranceles afectaría a la cadena de suministro, explicó el embajador. Según el PIIE, citado por el diplomático, Estados Unidos puede perder 1.5% de su producción, afectar a 200 mil empleos, reducir la demanda y encarecer precios.

“Reafirmo nuestro compromiso en el comercio libre y la certeza de que unos Estados Unidos fuertes y exitosos son en el interés de México, así como un México fuerte y exitoso es en el interés de Estados Unidos”, resumió.

Como complemento al testimonio del embajador, el gobierno de México, a través de su oficina del TLCAN, presentó un documento sobre cómo el sector de automóviles en Estados Unidos no necesita de aranceles para continuar su crecimiento y datos de cuán fundamental es la participación mexicana en el sector.

Coincidió en el análisis la otra parte del TLCAN, Canadá, país que también fue contundente en su rechazo, reiterando que si “finalmente la investigación termina con la aplicación de aranceles en autos, Canadá una vez más se verá forzada a responder de forma proporcional”.

Hoy concluirá la fase de audiencias públicas sobre aranceles a autos. El gobierno de Estados Unidos recibió más de 2 mil 350 comentarios, la mayoría contrarios a la aplicación de aranceles. Sólo representantes sindicales están a favor de la aplicación de tarifas en el sector.

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