Después de llegar tarde varias veces, a Emilia terminaron por excluirla de las juntas de trabajo. Cada vez que sucedía, su empleo se ponía en riesgo, dice, porque sin asistir a las juntas no tenía la información necesaria para hacer lo que le tocaba. El proceso no sucedía sin angustia; ella se esforzaba, trataba de salir con mayor anticipación, pero terminaba dejando el auto en cualquier lugar para caminar —o de plano correr— hacia la oficina, porque la junta estaba por empezar.
“Te sientes excluida y tu puesto se pone en riesgo porque no te enteras de lo que pasa en las juntas”, confiesa. ¿Por qué llegaba tarde? Por varias razones, entre la gran distancia entre su oficina y su casa, el tráfico que había y que la falta de cálculo del tiempo adecuado para salir.
“Si quieres ser más productivo, empieza por el principio: llega a tiempo. Sea lo que sea, una junta, un vuelo, una cita, asegúrate de estar ahí cuando dijiste que estarías”. El consejo es de Richard Branson, uno de los emprendedores seriales más populares, multimillonario y creador de Virgin Group, un conglomerado mundialmente reconocido, el cual asegura que a pesar de parecer un consejo pasado de moda, a él le ha servido bien por cinco décadas haciendo negocios. Y él no lo ha hecho mal: empezó con una tienda de discos —Virgin Records— y hoy se coloca en el número 286 de la lista de millonarios de Forbes al ser uno de los empresarios británicos con “más alto perfil”.
Se repite una y otra vez que el llegar a tiempo es una muestra de respeto hacia el tiempo del otro, pero quienes son impuntuales saben que no es por desconsideración ni egoísmo, sino que es algo más complejo que eso, según explica la consultora Diana DeLonzor en una entrevista a MSN.
Ella escribió el libro Nunca llegues tarde otra vez luego de sufrir de este mal hábito. “Mucha gente odia llegar tarde y ha tratado muchas veces de cambiarlo”, señala la que luego de ser impuntual se volvió una experta en el tema.
Además del libro, lideró un estudio en la Universidad Estatal de San Francisco en el que encontró que 17% de las 225 personas estudiadas eran impuntuales de forma crónica.
Y no sólo eso, sino que encontró que tenían patrones: tendían a procrastinar más, demostraron problemas con el propio autocontrol –es decir, tenían problemas con comer de más, beber demasiado, apostar y comprar compulsivamente– y demostraban síntomas como problemas de concentración y atención.
En otra entrevista para The New York Times, DeLonzor explica que los impuntuales pueden dividirse en dos categorías. Están los “deadliners” (de deadline, fecha de entrega, en inglés) y los productores. Los primeros están movidos por la adrenalina que supone terminar en el último minuto y los segundos son aquellos que les motiva pensar que pueden terminar muchas tareas en un corto periodo.
Lo que la experta explica es que las personas impuntuales tienden a ser optimistas y poco realistas, lo cual les afecta en la percepción del tiempo. “Ellos realmente creen que pueden ir a correr, recoger su ropa en la tintorería, comprar el súper y dejar a los niños en la escuela en una hora. Recuerdan ese día luminoso en el que pudieron hacer todo eso en una hora, y olvidan que el resto de las veces todas esas actividades tomaron mucho más tiempo del que previeron”, señala la investigadora.
Sea cual sea tu caso, es un mal hábito que hay que combatir. “La impuntualidad es un hábito que nos hace improductivos. Supón que tienes una junta a las cinco, tuviste que salir a las 4:30, te reciben a las 5:30. Lo que tenías después de la junta, no va a suceder. Esta impuntualidad hace un daño terrible y está matando la productividad de las empresas”, señala Alberto Álvarez Morphy, director general de IncentivAction. Esta impuntualidad es la que daña, no precisamente el que los colaboradores de una empresa tengan una hora estricta de entrada y de salida, explica el especialista. De acuerdo con cifras de OCCMundial, 89% de los profesionistas mexicanos consideran muy importante la puntualidad en el trabajo.
¿Y cómo somos? Contra la mala fama —muchas veces se hace sorna de si las reuniones de trabajo se hacen en “tiempo mexicano”, o sea, tarde— los mexicanos rechazan ser impuntuales. Según este sondeo, 97% de los entrevistados afirma que se presenta a su centro de trabajo antes o justo a tiempo de forma habitual. Con estos resultados, los mexicanos rompen el “paradigma cultural de la impuntualidad en lo que al trabajo se refiere”.
A cambiar
Para Melissa Cisneros (no quiso que su nombre real se publicara porque haber sido impuntual le da todavía vergüenza) tampoco resultaba un mal hábito fácil de sobrellevar.
“Es horrible, porque la impuntualidad afecta tus relaciones personales, tu familia, lo afecta todo”, asegura la comunicóloga luego de protagonizar desencuentros familiares y peleas de pareja que casi terminan en ruptura, todo a causa de su impuntualidad. Su trabajo no se vio tan afectado porque se dio cuenta a tiempo de que tenía un problema y puso todo de su parte para arreglarlo. Pero en la escuela perdió exámenes y estuvo a punto de reprobar varias materias como consecuencia de este mal hábito.
Se vea por donde se vea, la impuntualidad es un mal hábito que mata una buena reputación en cualquier ámbito, incluyendo el trabajo. Y a pesar de que es una situación difícil, es posible cambiarla o al menos, mejorarla. Lo primero es que aceptes que eres impuntual. Si no te das cuenta que es un mal hábito no podrás comenzar a cambiarlo.
El segundo paso es que seas realista. De acuerdo con lo encontrado por de DeLonzor, las personas impuntuales son optimistas —creen que pueden hacer muchas cosas en poco tiempo—, así que lo primero es colocar los pies en la tierra y empezar a planear.
“Tienes que ser realista con el tiempo que te va a tomar llegar de un lado a otro”, sostiene Álvarez Morphy. Como parte de esto, es necesario no sólo que estés consciente de cuánto te va a tomar sino de los medios que vas a utilizar para llegar a tu destino. “Hoy preparo mi ruta para salir. Si no sé la dirección de algo con mucha anticipación me fijo qué puedo tomar, el Metro, camión, etcétera, y ver de estas opciones cuál es la que tarda menos”, señala Melissa.
Para no pasarse de la hora adecuada para salir de su casa, pone una alarma en su teléfono celular para recordárselo.
En este mismo sentido, es importante que utilices la tecnología a tu favor. “La gente suele excusarse y decir que le tomó más tiempo del que pensaba. Si tienes teléfono, puedes bajar Waze y esa aplicación te dice exactamente cuánto te vas a tardar”, ejemplifica Álvarez Morphy.
Otro consejo es el de dejar las cosas listas un día antes. Por ejemplo, Melissa recarga un día antes su tarjeta de transporte público, carga su celular una noche antes, coloca la ropa que va a usar la mañana siguiente: “Contemplo todos los eventos que pueden generarme retraso y los hago un día antes”, explica. Tener a la mano las llaves de la casa y del auto a la mano desde un día antes es importante.
Otro tip: Nunca sabes cuándo se te va a atravesar una manifestación, un choque o cualquier otra eventualidad. Así que en este sentido, es necesario que te des un margen más de tiempo. Si es adecuado salir a las 2 de la tarde, procura siempre salir a la 1:45, esto te da tiempo para sortear cualquier imprevisto. Es mejor llegar antes a impuntual, Shakespeare decía que “es mejor llegar tres horas temprano que un minuto tarde”. Aprovecha el tiempo que tengas al llegar antes para contestar mensajes o correos que no pudiste responder en el traslado.