La transición energética que está experimentando nuestro país contempla como una primera etapa el cambio en el tipo de hidrocarburo empleado pasando del petróleo al gas natural y de ahí al gas shale la reforma energética recién aprobada busca incentivas las inversiones en este sector. La siguiente etapa, es transitar con mayor agresividad hacia las fuentes renovables, que constituyen un elemento clave en este proceso de cambio y que es un tema de vital importancia para el futuro del país.

La Agencia Internacional de Energía (AIE) estima que para 2035 la energía generada a partir de fuentes renovables representará el 18% de la energía primaria usada a nivel mundial; en la actualidad, dicha cifra es 13%. En cuanto a la producción de electricidad, estas fuentes representarán casi la mitad del incremento en la generación eléctrica mundial hacia dicho año, esto es una producción añadida de 7 mil Terawatt-hora (TWh) ya que pasarán de generar 4 mil 482 TWh a 11 mil 612 TWh.

Con dicho crecimiento, las energías renovables pasarán de generar a nivel mundial el 20% de la energía eléctrica al 31%. Los principales incrementos se darán en la energía eólica, donde la producción pasará de 434 TWh a 2 mil 774 TWh (539 %), y fotovoltaica, donde el alza será del 1, 459 %, pasando de 61 TWh a 951 TWh.

Las tecnologías para producir electricidad mediante fuentes renovables se están haciendo más competitivas en términos de costos, en comparación con tecnologías tradicionales en parte gracias a los subsidios que reciben; en 2012 el valor global de los subsidios fue de 101 mil millones de dólares (mdd) y los escenarios planteados por la AIE señalan que los subsidios llegarán a 220 mil mdd en 2035.

Los gobiernos en diversas latitudes están viendo en los subsidios y programas de estímulo una importante herramienta para afrontar el reto energético sin olvidar cumplir con los estándares de calidad. Sin embargo, en nuestro país, el llamado “paquete verde” de las leyes secundarias de la reforma energética es uno de los apartados que deben abordarse con más precisión en el debate energético, por lo será necesario esperar a ver si éste traerá oportunidades para el desarrollo de negocios en este apartado.

Esta situación no debe descartarse toda vez que existe un mandato de ley para impulsar a las fuentes renovables. La Ley para el aprovechamiento de energías renovables y el financiamiento de la transición energética, ordena que a partir de 2024 el 35% la energía eléctrica producida en México tenga su origen en fuentes no-fósiles, a fin de llegar al 40% en 2030, aunado al hecho de que el mandato de la Ley de cambio climático establece que para 2020 se debe reducir la emisión de gases de efecto invernadero en un 30%, y en un 50% para 2050.

El cambio, global y nacional hacia un mayor uso de fuentes renovables, impulsado por la necesidad de reducir el impacto ambiental causado por el uso de combustibles fósiles y reforzado por un mandato de ley, con la posibilidad de contar con estímulos fiscales en la materia, hacen, en general, de la energía renovable un sector con importantes oportunidades para el mediato, mediano y largo plazos.

Los próximos años serán cruciales para el desarrollo de las energías renovables, por lo que se espera que se registre un mayor dinamismo sobre todo los segmentos fotovoltaico y eólico. Las tecnologías para la generación mediante estas fuentes ya muestran a nivel mundial una reducción en los costos de producción, siguiendo las pautas que marcan por un lado la mayor producción y el progreso tecnológico y por supuesto la investigación e innovación. En nuestro país, las inversiones que realiza la CFE, que se verán complementadas por las inversiones privadas, han generado importantes desarrollo. De igual forma la facilidad para que las grandes empresas abastezcan sus propias necesidades de energía, han conducido a mayores inversiones propias, las cuales seguirán creciendo de manera muy dinámica.

* Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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