Cuando el ingreso de una persona no es suficiente para cubrir sus necesidades básicas es considerado como pobre de acuerdo con las mediciones de pobreza por ingreso que se usan con frecuencia. ¿Qué pasa si tiene un ingreso bajo pero tiene cubiertas varias necesidades básicas? Este tipo de situaciones son comunes y pueden llevar a que las mediciones de pobreza por ingreso, sin embargo, es común que estas mediciones nos lleven a interpretaciones sesgadas de la pobreza en un país.

Para superar esto, se usan mediciones de pobreza multidimensional que evalúan directamente el acceso de las personas a ciertos satisfactores. Éste es el caso del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) de la Universidad de Oxford. Los datos del IPM nos permiten entender mejor a la pobreza en México y el mundo, pues siguen una misma metodología en 108 países.

El IPM mide 10 indicadores dentro de tres dimensiones que son educación (años de escolaridad y asistencia a la escuela), salud (mortalidad infantil y nutrición) y estándar de vida (electricidad, drenaje, agua, piso de vivienda, combustible de cocina y activos). De acuerdo con los investigadores de Oxford, una persona con pobreza multidimensional es aquella que presenta carencias en, cuando menos, un tercio de estos 10 indicadores. En nuestro país, las privaciones más importantes son la falta de un combustible adecuado para cocinar y la ausencia de drenaje.

De acuerdo con el IPM, 2.8% de la población nacional es pobre. Con la misma metodología, se encontró que en 30 países, más de la mitad de la población es pobre a pesar de lo relativamente laxo de la medición, esto nos muestra claramente la gravedad del problema de pobreza en el mundo.

Podemos sacar algunas conclusiones importantes si comparamos el IPM con la conocida medición de pobreza por ingreso, que tiene como umbral USD 1.25 diarios. Estas dos mediciones pueden diferir considerablemente. En este sentido, la comparación de Brasil con México es enriquecedora. En México, sólo 0.7% vive con menos de USD 1.25 al día, mientras que el IPM muestra un porcentaje de pobres de 2.8%. En Brasil, la situación es la inversa: 2.7% son pobres, pero 7.6% tiene que arreglárselas con menos de USD 1.25. Esto significa que en México ha faltado ayudar a los pobres a cubrir directamente algunas de sus necesidades básicas; mientras que Brasil, a pesar de tener un ingreso per cápita más bajo que el nacional, ha cuidado de mejor manera a su población más desfavorecida.

También se tiene un contraste importante entre la medición de la pobreza de Oxford para México y la medición nacional de la pobreza. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 45.5% de la población mexicana es pobre, mientras que 9.8% se encuentra en pobreza extrema. Esta medición tiene las ventajas de ser multidimensional, de que la metodología es desarrollada por un grupo de investigadores independientes del gobierno y de que su medición es transparente y replicable. Mientras que el IPM de Oxford permite comparar la pobreza de México con la situación en otras naciones, la medición de Coneval parece reflejar mejor el estado actual de este problema en nuestro país.

Si bien el problema de pobreza en México está menos generalizado que en otras partes del mundo, quienes padecen estas carencias en nuestro país están en una situación tan grave como quienes las padecen en los países más pobres. Todavía hay mucho por hacer por los más desfavorecidos, para ayudarles es necesario buscar la forma de proporcionarles los satisfactores que requieren para subsanar sus carencias, como son los servicios de la vivienda y la salud, entre otros.

* El autor es profesor de Entorno Económico del IPADE.

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