Año y medio atrás el señor Juan Arreola se vio orillado a utilizar los servicios de telefonía pública al quedarse sin saldo en su teléfono móvil. A partir de entonces este usuario utiliza teléfonos públicos cada vez que su situación económica lo requiere. El entrevistado asegura que prefiere las terminales de monedas, en lugar de los teléfonos de tarjeta de prepago (Ladatel, que son operados por Telmex), porque de esa manera utiliza sólo el efectivo que requiere una llamada. Al igual que Arreola, miles de usuarios en México han encontrado una buena forma de sacar provecho de los teléfonos públicos, a pesar del acelerado crecimiento de los servicios de telefonía móvil, así como el decremento en el número de las tradicionales casetas telefónicas en el país. En el corto y mediano plazo, ni directivos ni especialistas consideran que este negocio enfrente riesgos de extinción, dado la posibilidad de ofrecer servicios complementarios, en los mismos puntos de comunicación, a través de la innovación tecnológica. Registros de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) indican que el mayor número de casetas telefónicas alámbricas e inalámbricas alcanzaron su auge en el año de 2006 con la operación de 845 mil 625 terminales. Al final de 2012 el regulador estimó que el número de casetas se ubicó en 700 mil 625 terminales, lo cual no refleja una caída drástica, sino un proceso de consolidación, de acuerdo con diversos expertos. El regulador calcula que en México por cada mil habitantes hay seis aparatos de telefonía pública en el país. La cima se alcanzó en 2006 con una penetración de 7.7 aparatos por cada mil habitantes. La empresa filial de América Móvil, Teléfonos de México (Telmex) es el operador más grande de telefonía pública en el país, propiedad del empresario Carlos Slim Helú. Según información de la BMV en el primer trimestre de 2012 Telmex reportó la operación de 686 mil líneas de telefonía pública, cifra que representó una disminución de 41 mil líneas con respecto al mismo trimestre de 2011. En 2010, Telmex informó a los inversionistas sobre la venta de 43.7 millones de tarjetas Ladatel en el país, cifra que representó una caída de 28%, en comparación con el año previo. El mercado de la telefonía pública no es prioritario para Telmex ya que tiene que instalar por obligación en zonas aunque no representen un buen ingreso (es parte de su obligación por haber adquirido la infraestructura de comunicación del estado), aseguran miembros de la industria De los muchos retos que tiene Telmex, el crecimiento en telefonía pública es el menos atractivo. El ingreso de la telefonía pública no es representativo para Telmex en el total de sus operaciones, aseguran los concesionarios. Según información de la SCT, la autoridad ha autorizado a casi un centenar de empresas la concesión para operar servicios de telefonía pública en el país. Figuran firmas como: American Telesource International de México, Corpserve (antes Aditel), Lógica Industrial, Telecomunicaciones Públicas y Privadas, Grupo Integral TC, World Center of Video Conferences, BBG Comunicación, Modutel Comunicaciones, Radiocel de México, Telefónica y Servicios Integrales, entre decenas más. El caso de éxito “A partir de esta semana vas a poder recargar tu TAG de Televía, para que puedas usar el segundo piso del Periférico, vas a poder también pagar otros servicios desde la misma caseta”, comenta Luis Becerril Hernández, gerente de mercadotecnia y publicidad, de PublimpactoDirecto, una empresa afiliada a Alta Produce. ALTA es una firma que ofrece la posibilidad de invertir a través de la adquisición de teléfonos públicos, en una red de teléfonos de alto desempeño enfocada a ofrecer servicios de calidad en zonas de escasos recursos. Los teléfonos que conforman la red son propiedad del inversionista, ALTA se hace cargo de la administración de los teléfonos, así como todos los aspectos relacionados con la operación. Esta empresa opera dos marcas en el segmento de telefonía pública: “El teléfono de los Movidos” y “Fontástiko”, la primera atiende el segmento tradicional de telefonía pública. La segunda es una marca que va dirigida a un nivel socioeconómico (NSE) medio, y que ofrece diversos servicios. En opinión de Luis Becerril, la única competencia directa de las casetas telefónicas Fontástiko son las tiendas de conveniencia, segmento donde participan firmas de la talla de Tiendas Oxxo, 7 Eleven, entre otras. El directivo explica que en una caseta, además de hacer llamadas y enviar SMS (Short Message Service), los usuarios también pueden pagar recibos telefónicos de los concesionarios Axtel, Telmex, Maxcom, así como recibos de Gas Natural, CFE. Y más adelante, dice, es probable que también puedan pagar servicios proporcionados por Gobierno del Distrito Federal (GDF). A través de la caseta telefónica un usuario también puede comprar crédito para su teléfono celular, dice Becerril. Dado que la Ley que regula la publicidad en la ciudad de México no permite que se publiciten marcas ajenas a la compañía tenedora de los inmuebles, a través de la exhibición en los espacios laterales o frontales de la terminal, las pantallas LCD de ALTA le han permitido encontrar otra oportunidad de negocio. En México un buen número de los usuarios de telefonía móvil sólo utiliza el teléfonos para recibir llamadas, comenta Becerril. Las nuevas oportunidades En opinión de diversos analistas, el futuro del negocio de telefonía pública evolucionará hacia la oferta de provisión de datos a altas velocidades. Clara Luz Álvarez, ex comisionado de la Cofetel, asegura que la telefonía pública debe continuar existiendo porque satisface demandas de comunicación en los NSE más bajos del país. Otro tema vinculado con la telefonía pública es considerar el servicio como política pública, se debe replantear si se debe continuar fomentando la existencia de casetas públicas o si debiera de cambiar a centros digitales, de acceso digital, dice la experta.

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