El Banco de México (Banxico) recortó su pronóstico de este año para la economía del rango previo de 2% a 3%, a un intervalo de entre 1.7% y 2.5%, mientras que la proyección para 2016 no registró cambios y se quedó entre 2.5% y 3.5%.

El gobernador del banco central, Agustín Carstens, explicó que la Junta de Gobierno decidió ajustar sus expectativas debido a que la economía continuó con bajo ritmo de expansión, por el desempeño débil de las exportaciones no automotrices y por un consumo privado que se recupera de manera moderada.

Durante la presentación del Informe trimestral de la inflación, correspondiente a abril-junio de este año, advirtió una vez más que el banco central podría subir su tasa de interés antes que la Reserva Federal estadounidense en caso de que la situación lo amerite, e incluso fuera de calendario, aunque consideró que lo mejor sería durante una reunión programada.

Lo anterior, pese a que una medida así impactaría al crecimiento económico. “Eso no limita actuar en materia de tasas de interés”, advirtió.

En adición a esta medida y frente al panorama internacional complejo al que se sumó la devaluación del yuan chino, hizo un llamado a mantener la estabilidad macroeconómica, finanzas públicas sanas y a estabilizar la razón deuda-PIB en el mediano plazo, así como a fortalecer las instituciones para respaldar el buen funcionamiento de la economía del país.

En el documento, Banxico calculó que en el segundo trimestre de 2015 el crecimiento del PIB fue de alrededor de 0.3%, frente a 0.4% que se observó entre enero y marzo. A tasa anual, estimó que avanzó alrededor de 2%, un dato menor al 2.5% que se reportó en el trimestre anterior.

Tipo de cambio. El gobernador del Banco de México dedicó una parte de su presentación a hablar del tipo de cambio, al resaltar que el esquema flexible tiene como ventaja que ayuda a absorber los choques externos.

Ante una depreciación del tipo de cambio real, dijo que se esperaría que suceda de manera ordenada y que no genere otros problemas por el lado financiero o del anclaje de la inflación.

Ratificó el compromiso de la Junta de Gobierno de permanecer vigilante para actuar y mantener un entorno adecuado para evitar situaciones no deseadas, para lo cual ayudaría un esfuerzo adicional de consolidación fiscal.

“El tipo de cambio real es una variable clave que de alguna manera registra cómo se van comportando las condiciones externas en relación a las internas. Hemos visto un deterioro de las condiciones externas; se ha mostrado un crecimiento bajo a nivel mundial y de la demanda y condiciones que podría aumentar el costo del dinero”, explicó. “El tipo de cambio se debe ajustar para amortiguar esos impactos, y un tipo de cambio flexible le hace bien al país para enfrentar la volatilidad, por eso debemos cuidar que se dé de manera ordenada, sin repercusiones”.

Por esa razón, Banxico monitoreará el comportamiento de la paridad peso-dólar y cuidará que se cumpla el mandato de procurar una inflación baja y estable, y que el efecto del tipo de cambio no impacte significativamente el proceso de formación de precios en la economía.

Admitió que la devaluación del yuan tendrá un importante efecto sobre México a través de las exportaciones. “Yo esperaría que el efecto fuera limitado y eso nos subraya la necesidad de aplicar las reformas estructurales para hacer a nuestra economía más competitiva”, aseveró.

Respecto a su permanencia en el Banco de México, cuyo periodo concluye en diciembre próximo, Carstens dijo que “yo sólo quiero que le vaya bien al país” y que respetará la decisión que tome el Ejecutivo federal.

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