Mientras que la mayoría de los bancos centrales tienen como objetivo asegurar la estabilidad de precios, la Reserva Federal (Fed) tiene un mandato adicional: promover el pleno empleo. Normalmente ambos objetivos son complementarios, pues al propiciar una inflación de equilibrio se favorece también una tasa de desempleo no generadora de inflación (tasa natural de desempleo). Cuando dicha relación se pierde, la reglamentación de la Fed dicta que debe seguir un enfoque balanceado, tomando en cuenta la magnitud de las desviaciones de cada mandato respecto a su objetivo, es decir, tiene que decidir entre darle prioridad a uno o a otro mandato dependiendo de las circunstancias.

Lo anterior es relevante, pues la mejoría registrada en el mercado laboral de EU desde la crisis de 2008 no ha sido acompañada por un alza en precios, sino por una tendencia bajista de la inflación. En este sentido, un estudio reciente de la Fed de St. Louis indica que la relación negativa entre la tasa de desempleo y la inflación (relación conocida como curva de Phillips) pudo haberse disipado a causa de una disminución en la tasa natural de desempleo. Ello significaría que la tasa actual de +5.0% podría implicar una mayor holgura de lo que actualmente se presume.

La persistente holgura en el mercado laboral se observa también en la tasa de subempleo, que a diferencia de la de desempleo considera trabajos de tiempo parcial y personas que han dejado de buscar trabajo recientemente. Esta tasa se ubica aún por encima de los mínimos de 2006 (+9.8% actual vs +7.9% ‘06). Aunque, la reciente generación de empleo ha sido apoyada por la recuperación de los servicios, el sector industrial presenta una fuerte desaceleración a consecuencia de la fortaleza del dólar, la caída en los precios del crudo y la debilidad externa. Ello ha generado una acumulación de inventarios respecto a las ventas, afectando a la generación de empleos industriales. Aún si continúa la recuperación del sector servicios, el industrial continuará siendo un limitante para la velocidad de expansión del empleo y por ende para el impacto del mercado laboral en los precios.

Además de los factores relacionados con la holgura, la falta de presiones en precios puede deberse a otros elementos. Si bien se ha señalado en repetidas ocasiones que el proceso de desinflación en EU es un fenómeno temporal que se explica por los menores precios de commodities, la tendencia bajista en precios comenzó desde principios de 2012. Dicho fenómeno acentuado ante factores exógenos, pero inicialmente fue favorecida por la debilidad del gasto personal y de los salarios. Mientras estas variables no repunten de manera significativa y sostenida, los riesgos a la inflación seguirán siendo a la baja.

Es claro que la probabilidad de que la mejoría en el empleo conlleve a un alza en precios es menor al riesgo de que la inflación continúe alejándose de su objetivo de +2.0%. Dado esto, la Fed no debería comenzar con el alza de tasas en el corto plazo pues podría favorecer una tendencia negativa en precios o incluso revertir la tendencia del empleo. No obstante, la insistencia de los mercados por apresurar el inicio de la normalización monetaria podría hacer que la Fed aproveche la oportunidad de diciembre en línea con un tercer objetivo no explícito: la estabilidad financiera. Dar más importancia a ello que a sus otros dos mandatos podría tener consecuencias serias, pues el costo de equivocarse podría suponer la pérdida de control sobre la inflación y por ende de su credibilidad.

Analista de Economía de Grupo Financiero Monex *

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