Dentro de la reforma energética, muchos de los planteamientos que se hacen son qué se hará con la producción de shale gas en el país, dado que se tiene una frontera común con Estados Unidos (EU), en donde de su lado se tienen al menos 5 mil pozos produciendo, mientras que del lado mexicano apenas se tienen esbozos de lo que se pretende hacer. La creciente demanda de gas natural es una de las presiones más importantes que hay y dependerá de los planteamientos que se hagan el cómo se pueda atender. Javier Estrada, director de Planeación e Información Energética, lo pone muy claro. Sus estimaciones son que, con datos basados en las prospectivas de 2012-2026, la presión de la demanda aumentará de manera importante. "Lo que ahí dice es que para 2026 las prospectivas estimaban una demanda de 13,207 millones de pies cúbicos al día (mmpcd) en tanto en 2011 la producción nacional fue 6,224 mmpcd, por lo que si quisiéramos balancear la oferta nacional con la demanda estimada sería necesario aumentar la producción en 7,000 mmpcd adicionales a su nivel de 2011", citó. Estrada explica que estos datos son para un estudio que se hizo en noviembre de 2012 para la Cepal y que aún no se publica, porque está en corrección editorial. Lo que es un hecho es que México importa cada vez más gas, en el último año la producción de gas nacional bajó y en este momento se está apunto de comprar al extranjero unos 4 mil millones de pies cúbicos más. Luis Miguel Labardini, especialista en energía, dice que en los procesos de gas natural existe un negocio que aún falta por desarrollar y que es parte del mercado creciente de gas natural, lo mismo puede ser nacional o importado. El experto comenta que el tema shale gas es relevante para la reforma energética desde la perspectiva de la explotación, pero también de la infraestructura necesaria para transportarlo desde un sitio de producción a uno de consumo por lo que entre las prioridades está el hacer crecer la red de gasoductos del país, un tema que se puede llevar a cabo aún sin reforma energética, señala. Labardini explica que la reforma debe de tomar en cuenta que son dos cosas diferentes el tener la renta petrolera y la explotación de shale gas, con los beneficios que implica poder producirlo de manera local, y no sólo las importaciones. Se necesitan más operadores en hidrocarburos, eso es un hecho, y por el tamaño de Pemex no puede estar en todo, la rentabilidad de la empresa está en sus habilidades para la producción de aceite y no en las de producción de shale gas, por lo que sería importante una reforma que mantenga el concepto de la renta petrolera pero vaya más allá al menos en materia de producción de gas en yacimientos no convencionales. De acuerdo con las fuentes internacionales, México tienen un gran potencial en shale gas, según un reporte de la Administración de Información Energética (EIA) señala que en el país se presenta un gran cantidad de reservas de shale oil y shale gas, en la costa del Golfo de México y del Atlántico. Señala EIA que hay al menos unas cinco zonas detectadas en la República mexicana donde habría yacimientos importantes pero ante la falta de inversión en su explotación se pierde el interés, incluso se tiene la impresión de ser yacimientos rentables. Las zonas que la EIA tiene detectadas con capacidad para producir shale gas están en la frontera con Coahuila, al norte de los campos de Burgos y en una zona geológica interfronteriza con datos similares a las que hay en el subsuelo de Texas. Marcos Pineda, consultor, explica a detalle que el tema de la reforma energética debe ser revisado como parte de un gran acuerdo político donde se van a enfrentar temas históricos y políticos en una nueva realidad, donde no sólo la producción de shale gas y shale oil está en el panorama, sino también las aguas profundas y en uno de esos puntos las necesidades de infraestructura en refinación o en duchos de gas natural.

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