Cartera

Forma a los líderes del futuro

10/02/2016 |01:56
Redacción Querétaro
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Se le puede llamar habilidad, cualidad, aptitud, pero hoy, el liderazgo es lo que las empresas más buscan en un empleado, mucho más allá de su compromiso o de su preparación como solía ser antes. Esta cualidad hoy en el mundo laboral es requisito casi obligado para todos los trabajadores, ya sea que califiquen o no en puestos directivos.

Según la encuesta Leadership Development Report elaborada por el Top Employers Institute, el liderazgo es la cualidad más buscada por los reclutadores, encima del compromiso del empleado con la organización, por ejemplo, como lo era antes. De ese tamaño es su importancia. Así, el liderazgo es necesario a muchos niveles. No sólo para ser trabajador de una empresa sino para embarcarse en la aventura de establecer una y convertirse en emprendedor. En general, y aunque existen líderes a distintos niveles, es una cualidad de la que hoy nadie puede darse el lujo de prescindir.

Así que, ¿Por qué no pensar en la niñez como la mejor etapa para comenzar a impulsarlo? “Esta capacidad así como su desarrollo es hoy más importante que nunca para las organizaciones. Quienes encabezan tanto organizaciones con fines de lucro como los de las que no lo son tienen el reto de mostrar un liderazgo efectivo en muchas circunstancias”, explica el estudio Entendiendo las semillas del liderazgo, publicado en la revista de la Asociación Internacional de Liderazgo, el cual sostiene como tesis que las experiencias tempranas en la vida crean las bases para el desarrollo futuro del liderazgo.

“Es posible que el desarrollo del liderazgo ocurra sin mayor inconveniente en la niñez y la adolescencia debido a que la conducta, personalidad y las habilidades de las personas son más maleables a temprana edad que cuando se es adulto”, sostiene el análisis.

El documento explica que es más factible enseñar esta capacidad cuando se es niño y que este “periodo sensible” si es que existe —el enseñar no asegura 100% que el niño sea líder de adulto— debería ser “una llamada a las escuelas y a los padres para que los niños reciban experiencias que contribuyan a su desarrollo en ese momento”.

Así, ¿un líder nace o se hace? Entre 30% y 59% de los factores que hacen que una persona sea líder vienen de la genética, según varios estudios que recopila este mismo texto.

“La mayoría de los investigadores concuerda con que aunque la genética juega un papel muy importante al determinar la efectividad del liderazgo, existe aproximadamente entre 50%y 70% en la variabilidad que puede ser explicada por otros factores”, sostiene.

¿Pero qué es?

Susan E. Murphy, directora de desarrollo de liderazgo de la Escuela de Negocios de la Universidad de Edimburgo, en un trabajo sobre desarrollo temprano de liderazgo, explica que en términos simples, éste es un ejercicio de influencia social que es manifestado en varias maneras en cada etapa de desarrollo de la vida de una persona y que en realidad, las demostraciones de liderazgo de los más jóvenes, tienen mucho en común con la de los dirigentes adultos. “Por ejemplo, para ejercitar su liderazgo, los bebés pueden acercarse a un grupo de niños y pedir el juguete que quieren agarrándolo y simplemente gritando ‘¡Es mío!’. Cuando crecen, aprenden que obtener lo que quieren a veces requiere más que el uso de fuerza bruta y desarrollan habilidades como la persuasión”, explica la especialista.

Pero más allá de entrar en el debate de si se nace con éste o si el liderazgo se desarrolla, hay varias prácticas que hay que fomentar desde pequeños para sembrar en los niños esta habilidad que les será de mucha utilidad durante su vida, no sólo profesional sino personal también.

Acciones para fomentar liderazgo

En este sentido, Murphy sugiere varias acciones a los padres para desarrollar el liderazgo a distintas edades. Por ejemplo, en preescolar se comienza a desarrollar las raíces de la inteligencia emocional, así que la recomendación es enseñar a los niños a que comuniquen sus deseos, lean las emociones de los otros y a que aprendan a esperar por la recompensa.

Es necesario que los padres a esta edad trabajen en la comunicación del pequeño, para que aprendan a usar las palabras para influenciar a otros y a comunicar lo que les gusta y su cariño por ellos.

De los seis a los 11 años es necesario que aprendan a establecer esfuerzos coordinados y a cooperar con los otros, además de que aquí la habilidad verbal de expresar ideas en público es importante. De los 12 a los 14 hay que enseñarles a ponerse metas y evaluarse críticamente a sí mismos.

Algo de autoestima

Mary Carmen Cabrera, directora general de BusinessKids, una empresa que busca educar a los niños en el emprendimiento y que enseña el liderazgo como una competencia conjunta, asegura que los niños tienen esta cualidad de una forma latente y que se relaciona directamente con el autoestima.

Entre más sólida es ésta, más fácilmente se desarrollará el liderazgo en los pequeños.

Fomentar la competencia consigo mismo es una buena forma de desarrollar esta habilidad, explica la especialista: “No se consigue aumentar la autoestima con la competencia con el otro, sino con la competencia consigo mismo, sin importar lo que los demás estén haciendo”.

Y como parte de esto, es necesario el fomentar que el menor entre en un proceso de mejora continua en el que sean sus propias acciones las más importantes.

“Un líder no es exactamente el que más brilla sino que hace que los otros lo sigan y sabe llevar a su equipo –de escuela o de trabajo– a metas comunes”, explica Mary Carmen. El niño sabrá guiar a otros porque cree en sí mismo.

Así, los pequeños tienen que aprender a tomar sus propias decisiones. El que ellos lo hagan y se involucren en situaciones en las que puedan trabajar con otros es también importante para desarrollar el liderazgo en ellos, ya que esto les enseña los conceptos de responsabilidad y el que la toma de decisiones conlleva consecuencias, explica Laurie Weinreb-Welch, una educadora y formadora de la extensión cooperativa de la Universidad de Pennsylvania.

Deportes

Los deportes son una forma en la cual se puede fomentar el liderazgo en los niños, ya que durante su prática se practican valores relacionados, tales como la visión, el cultivar la eficacia en el propio comportamiento, el enfoque en el éxito, el estar interesado en sí mismo y ser competitivo, entre otros, sostiene el estudio Entendiendo las semillas del liderazgo.

Esta formación va de manera paralela a la que se tiene en casa y puede ayudarlos a que si los padres no actúan a favor del desarrollo del liderazgo del niño, se cultive de cualquier manera en él.

“Por ejemplo, un niño que es tímido y que tiene padres autoritarios pero que es talentoso en el aspecto deportivo, puede tender a tomar posiciones de liderazgo desde joven, permitiéndole aprender estas habilidades desde el deporte”, explica el estudio.

Los padres

En este sentido, los padres tienen una influencia importante en el desarrollo del liderazgo potencial en los niños por lo que predicar con el ejemplo es sumamente importante, recomienda la educadora Laurie Weinreb-Welch.

“Los niños aprenden de lo que otros hacen, es importante para modelar la conducta del liderazgo en los niños el que les digas qué estás haciendo y por qué lo estás haciendo. Ellos aprenderán que haces las cosas con propósito y que tienes resultados”, explica.

Otro de los consejos de la especialista es el que les enseñes a escuchar con cuidado y a responderle a los otros con calma y respeto, ya que la comunicación es un elemento esencial para ser un buen líder.

Asimismo, es importante darles la oportunidad de liderar algún proyecto y reconocerles el esfuerzo cuando hacen algo bien. Una buena frase para decirles, de acuerdo con los consejos de la especialista, sería: “Estoy tan orgulloso de ti por haberte ofrecido a ser el líder del grupo. Es un gran trabajo el asegurarse de que todo el mundo haga su parte”.

En algunas ocasiones las posiciones de liderazgo podrían parecer abrumadoras, pero para ayudar a que el menor confíe en que debe de asumirlas hay que enseñarle cómo organizar el trabajo en tareas realizables para lograrlo, recomienda la especialista.