Ascender de puesto en el trabajo suele ser un triunfo y casi siempre un paso esperado en la vida profesional. Seguramente piensas que conoces lo suficiente, que eres maduro profesionalmente —por eso has ascendido—, y que por todo esto eches las campanas al vuelo y olvides que esta nueva posición seguramente implicará nuevos retos y adquisición de habilidades, no sólo en el terreno laboral sino también en el personal.

Y es que hay que tener esto bien presente porque tener un ascenso en sí representa una salida de tu zona de confort.

“Probablemente eras el mejor en lo que hacías, pero en la nueva posición estarás haciendo nuevas cosas. Hay que arriesgarse y desempeñar las nuevas posiciones porque muchas veces te quedas muy pegado a lo que trabajabas y no te arriesgas a salir de tu área anterior”, señala Fabricia Antúnez, gerente ejecutiva de la agencia de reclutamiento Page Personnel.

Ya no harás lo que solías realizar y aunque te creas muy bueno, no dominas todas las competencias de tu nuevo puesto. Quizá nunca has tenido gente a tu cargo o tienes que realizar una gran parte de tus actividades en inglés, cosas que antes no ejercías. Así que más vale que te preguntes qué habilidades te falta desarrollar. y que ejercites la difícil práctica de la autocrítica. Hay carencias y necesitas paliarlas.

Si es tu primer ascenso, seguramente este paso forjará tu vida profesional de por vida.

Linda A. Hill, profesora de administración en la Escuela de Negocios de Harvard, describe este proceso en un trabajo titulado Conviertiéndose en el jefe.

“Los ejecutivos son moldeados de forma irrevocable por sus primeras posiciones gerenciales. Décadas más tarde, ellos recuerdan esos primeros meses como experiencias transformadoras que forjaron sus filosofías y estilos de liderazgo en formas que quizá continúan impulsándolos o tal vez limitándolos a través de sus carreras”, señala.

La especialista, la cual ha pasado su vida estudiando precisamente la transición de cuando a un muy buen trabajador lo promueven como gerente, narra las experiencias de varios nuevos líderes y asegura que los primeros momentos fueron de confusión, “ninguna posición se sentía como suponía” y la sensación era “muy grande” para manejarla.

Así que si éstos son tus sentimientos, tienes que saber que no eres el único pero que con el tiempo van a pasar. “Son personas ordinarias enfrentando problemas de ajuste. La gran mayoría sobreviven la transición y aprenden a funcionar en su nuevo puesto. Pero pueden ser más efectivos si la transición fuera menos traumática”, sostiene.

Lo primero que tienen que entender aquellos que son promovidos a posiciones de liderazgo es que antes su trabajo dependía de su experiencia y acciones personales y hoy eso no es suficiente, ya que tendrán que establecer una agenda que involucrará a todo el grupo, cosa para la que no están preparados, explica la profesora de Harvard. Inglés o manejar algún nuevo programa computacional no será lo único que tendrás que aprender en esta posición más alta, sino también capacidades de liderazgo para las que seguramente no fuiste entrenado.

Tanteando el terreno

Es muy tentador para un nuevo jefe querer llegar a un nuevo departamento y empezar a hacer cambios porque él piensa que con su llegada ahora sí van a mejorar las cosas.

Esto, por supuesto, es un error gigantesco. Cuando estés en esta posición lo mejor que tienes que hacer no es hablar ni decir qué es lo que te parece mejor para esa área, sino al contrario, parar la oreja y escuchar lo que los demás tienen que decir.

Eres el nuevo jefe, pero no por eso la gente te respeta como tal.

Necesitas ganarte un lugar dentro de la estructura y a los ojos de tus colaboradores, así que lo mejor es sentarse a escuchar.

“Hay que ganar legitimidad para opinar. Los primeros momentos no son de tomar decisiones, sino de hacer preguntas y con ello un diagnóstico”, explica Fabricia.

Necesitas asegurarte de que la gente que está en el departamento que diriges ahora tenga claro que contigo tiene un canal abierto de comunicación y que puede abrirse a platicar sobre las mejoras que hay que hacer en el lugar de trabajo.

Es un proceso de comunicación complejo porque cuando alguien nuevo llega las personas siempre están a la expectativa de sus movimientos y muchas veces a la defensiva, sin embargo, estos primeros encuentros son muy importantes para ir forjando la confianza necesaria para trabajar juntos.

“Uno de los errores es que llegan y quieren cambiar todo a su manera. No, primero tienes que entender a las personas que son parte del equipo, y con esta información vas a tener la legitimidad de hacer cambios, pero no tienes que llegar y mostrar que eres el mejor jefe, que tienes toda la información y que tienes que demostrarlo”, sostiene la especialista.

Esta legitimidad ha sido estudiada por Hill y sobre ella encontró que los nuevos jefes, después de varias experiencias dolorosas, se daban cuenta que su autoridad nada tenía que ver con su posición, sino con la creación de un sentimiento de credibilidad con sus subordinados, pares y superiores.

“Muchos nuevos gerentes se sorprenden de lo difícil que es ganarse el respeto y la confianza de la gente. Se impresionan y se sienten ofendidos de que su experiencia no hable por ellos”, explica en su trabajo.

De hecho, la parte más difícil para un nuevo líder no es la parte técnica, sostiene la especialista de Page Personnel, sino la de la inteligencia emocional que necesitan para lograr inspirar a la gente que está a su cargo y que ésta logre sus metas.

Claridad

En este mismo sentido, una de las cosas que debes hacer al llegar a este nuevo puesto es dejar en claro qué es lo que estás esperando de cada colaborador y qué es lo que esperan de ti.

“El primer acercamiento es en donde le tienes que enseñar a la persona que la quieres entender”, explica la especialista. Necesitas preguntarle cuáles son sus expectativas personales, qué es lo que está esperando de su puesto, qué es lo que hace y qué le gusta. Este primer encuentro es una oportunidad invaluable para obtener información valiosa para que comiences a ejercer tu nueva posición.

Ahora sí, ¡suerte en este nuevo reto!

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