La idea de permanecer en un empleo toda la vida, ir escalando y jubilarse, parece haberse quedado atrás. La visión que tenía la generación tradicionalista (los nacidos antes de 1946) y la generación de los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964) sobre el trabajo ha tomado nuevas perspectivas que en los jóvenes ha derivado en una máxima: un solo trabajo en la vida no es suficiente.

Los expertos coinciden en que es una cuestión generacional, es decir, suelen ser los más jóvenes los que tienden a brincar de un empleo a otro más frecuentemente, pero en general, la movilidad laboral en México es alta.

Las cifras lo confirman. Según un el Estudio de Saratoga Latinoamérica de PwC los que abandonan las empresas de manera voluntaria más frecuentemente son aquéllos pertenecientes a la Generación Y. Se les ha llamado millennials o net generation y son aquéllos nacidos a partir de 1977 o 1980, las definiciones varían. Éstos buscan desafíos y responsabilidad, tutoría y movilidad internacional. 40% de ellos prefiere seguir sus pasiones en vez de ganar más dinero y 66% desea viajar por el mundo y trabajar en proyectos internacionales, así como trabajar para varias empresas y no sólo para una, según el libro Millennial Leaders.

Esta generación cada vez está más presente en las organizaciones y aunado a que, hoy como nunca, socializan cuatro generaciones que tienen al menos 51 años de diferencia, la convivencia en un ambiente de trabajo se ha convertido en un reto, apunta Manpower.

Según el estudio de esta empresa, en sólo 18% de las empresas los menores de 30 años no tienen lugar o tienen un espacio “marginal”. Estos jóvenes buscan aprendizaje, diversión y flexibilidad en el lugar de trabajo. “La motivación, la mayoría de las veces, no es el salario percibido, sino una serie de prestaciones aunada al ambiente alrededor de la función desempeñada; estos factores son los que atraen a los jóvenes a estos trabajos ‘trampolín’”, asegura el estudio.

Así, las aspiraciones, expectativas, las referencias sociales y culturales, son diferentes para cada generación, incluida ésta, lo que implica que la convivencia sea un “reto para todos”, sobre todo en la dirección de personas.

En este sentido, análisis de grandes empresas especializadas en recursos humanos como Randstad, PwC y la misma Manpower, coinciden en que uno de los principales desafíos de las empresas es retener el talento, sobre todo de los más jóvenes. PwC señala que las organizaciones necesitan adaptarse mejor a los retos generados con la llegada de la Generación Y a la fuerza laboral, a través de la identificación de sus necesidades específicas para que con ello puedan desarrollar su sentido de pertenencia a la organización. Los números hablan a favor de esta teoría: México es el país en América Latina con mayor rotación de personal y en específico, con mayor rotación voluntaria.

La gente se mueve y se mueve mucho de trabajo. El movimiento es provocado por la búsqueda de mejores condiciones de trabajo (45%), los deseos personales de cambio (27%), la insatisfacción por las labores que se desempeñan en el trabajo actual (20%), entre otros, de acuerdo con Randstad.

Los brincos en sí no son malos, sólo si los sabes hacer, coinciden especialistas. Deben ser verticales y diagonales, es decir, hacia arriba o hacia otra empresa pero que te ofrezca mejores retos y oportunidades de desarrollarte, aunque sea bajo una posición similar.

“Si son brincos para tener mejores posiciones o a mejores empresas en la misma posición, es algo que un área de recursos humanos no vería mal. Considerando que has estado en un promedio de dos años en cada posición. Es la única forma de crecer rápidamente, en una sola organización vas a tardar mucho tiempo en llegar a una posición de director general, a menos que quiten a tu jefe o se muera, o sea una empresa en mucho crecimiento”, explica Antonio Sancho, director del Programa de Dirección del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas. Algunas teorías aseguran que las firmas quieren encontrar un balance entre los movimientos internos y externos y que el ideal de empresas en las que debes estar es tres.

Si piensas cambiarte de trabajo pronto o sueles brincar de una posición a otra de manera frecuente, hay varias cosas que tienes que tomar en cuenta antes de hacerlo.

Primero, debes de preguntarte si lo haces por las razones correctas. Si vas a cambiarte de trabajo que sea porque tendrás mejores oportunidades de desarrollarte, un mejor ambiente laboral, una mejor remuneración o nuevos retos. “No sólo te cambies por una decisión visceral, porque estoy aburrido y me voy a donde sea, porque esto afectará en tu curriculum”, aconseja Sancho.

Luego de esto, ten en cuenta el tiempo que llevas dentro de la organización. Al menos, debes permanecer un año, aunque lo ideal es hacerlo de un año y medio a dos. De lo contrario, si has realizado seis cambios en un solo año, por ejemplo, ya te convertiste automáticamente en un foco rojo para el personal de recursos humanos que va a entrevistarte. Cuando has estado menos de un año la pregunta obligada es, “¿por qué estuviste tan poco tiempo?”, explica Sancho.

Junto a las razones correctas, debes tener también un plan a futuro. Es decir, preguntarte cómo te ves dentro de cinco o 10 años. Si eres capaz de contestar eso y cumples al menos el lapso razonable, es probable que decidas de manera más asertiva tu cambio. Brincar no es malo, pero lo es si no tienes una meta más allá. “No es correcto cuando no se tiene claridad en sus objetivos de vida”, explica Luis Javier Fernández, Socio encargado de talento de la consultora Deloitte.

Ten cuidado con los movimientos laterales, es decir, aquéllos hacia el mismo puesto pero en otra empresa. Éstos pueden ser cuestionados si no se hacen hacia empresas más grandes y que te ofrezcan más responsabilidades y retos. Hazlos por un mayor reto profesional y un mayor crecimiento.

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