En una foto en blanco y negro se ve a un grupo de niños rodear a una joven, ella es María de la Luz Barrera López y los pequeños son sus alumnos de la Escuela Rural de San Pedro Ahuacatlán, San Juan del Río, en el año 1930.

María de la Luz compró con sus primeros sueldos una pequeña Kodak Brownie, con la cual fotografió a sus estudiantes y se dejó retratar en el ejercicio de su labor como docente rural, consciente de la importancia histórica que representaba la imagen impresa.

Estas fotos, sin pose ni retoques, con una visión clara de encuadre, perspectiva, y que muestran tal cual las condiciones de carencia, la sencillez de sus ropas, sus patios de tierra,  están bajo el resguardo de la familia de Barrera López, y sirvieron para la investigación que Luz Amelia Armas Briz presenta en el libro Maestras Urbanas y Rurales, Siglos XIX y XX, bajo el título: “La maestra rural María de la Luz Barrera López y el proyecto educativo del gobernador Saturnino Osornio. Querétaro, 1928-1935”.

María de la Luz  egresó de la Escuela Normal Rural de San Juan del Río y ejerció en ese mismo municipio, durante el mandato del gobernador Saturnino Osornio, un hombre que aprendió a leer y escribir gracias a un maestro rural.

La idea del entonces gobernador era “desfanatizar” a la gente de la región.  “La sociedad era muy fanática de la religión católica, él decía que el único medio era a través de la educación laica y sacó una ley de cierre de templos y reducción del número de sacerdotes, al grado que quedó un solo sacerdote para todos los queretanos. Pero en realidad él no está inventado nada, sólo estaba aplicando la Constitución de 1917, tal cual”, explicó la historiadora.

El deporte, el canto y el baile eran las principales actividades de las escuelas rurales, la higiene también era uno de los temas que se trataban en clase, y la educación no era sólo para los niños, sino también para toda la familia.

Una mirada a la educación rural
Una mirada a la educación rural

“Conforme los gobiernos se fueron haciendo más de derecha, dieron muchas patadas a estas escuelas hasta que a  muchas las desaparecieron poco a poco,  y tenemos el claro ejemplo de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, que ya sabemos lo que pasó ahí y todavía estamos con el pesar de los 43 desaparecidos, porque esa escuela normal ha sido de las que ha luchado contra viento  y marea para seguir educando al pueblo más bajo, a la gente de muy pocos recursos, a la gente del campo”, agregó Armas Briz en su presentación.

Antonio Flores, docente de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Querétaro, y nieto de María de la Luz Barrera López, estuvo presente en la ponencia en donde la historiadora habló de la enseñanza rural y el archivo fotográfico que conservó la maestra, como testimonio de su historia.

“Las fotografías abordabas hoy por esta investigación me las enseñó (María de la Luz Barrera López) hace unos 15 años, ella aún recordaba muchos de los lugares, las escuelas e incluso varios de los nombres de niños y niñas que miraban a la cámara con sorpresa, curiosidad o alegría; me gustaría hoy preguntarle a ella cosas de las que no hablamos, algunas personales y otras más profesionales o  sociales de la época: ¿qué te impulsó siendo tan jovencita, hija de campesino, a convertirte en maestra cuando sólo tenías 15 años?”, compartió Antonio Flores.

“En la historiografía queretana, el tema de la educación rural ha permanecido en el olvido”, escribió Armas Briz, al inicio de su texto. Blanca Gutiérrez concuerda con ello,  destaca la importancia de la investigación y exhorta a los protagonistas del actual sistema educativo mexicano a conocer las historias que congregan este libro editado por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México y Secretaría de Cultura.

“Hoy que México discute de manera acalorada el destino de la mal llamada Reforma Educativa, donde todo se centra en las cuestiones laborales y la evaluación educativa, no les caería nada mal a los protagonistas del sistema educativo contemporáneo darse un tiempecito para leer este hermoso libro, cuyo contenido nos enseña y nos recuerda que la educación es algo más que formatos de evaluación, estímulos a los derechos laborales, porque la educación es también y sobre todo, un compromiso social y convicción de servicio”, puntualizó  Blanca Gutiérrez.

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