La tercera edición de la Escuela de Cine de Verano, que organiza la Coordinación de Cinematografía de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), arrancó con una cifra récord, pues se inscribieron 110 participantes.

Bajo el lema “Nada volverá a ser igual”, este año se ofrecieron 10 talleres virtuales, debido a la pandemia del Covid-19, los cuales se enfocaron en varias áreas del quehacer fílmico, como maquillaje, apreciación cinematográfica, análisis sonoro, animación cuadro por cuadro, además de las nuevas narrativas audiovisuales en redes sociales.

De acuerdo con el coordinador de Cinematografía UAQ, Rodrigo Mendoza, esta ha sido la oferta más amplia de cursos que han tenido pese a que se impartieron virtualmente, lo que no afectó la calidad de los contenidos, puesto que son encabezados por docentes que poseen un perfil académico y uno práctico, ya que actualmente participan en proyectos cinematográficos profesionales.

Además, Mendoza manifestó que los profesores formaron parte de las cine-charlas que se transmitieron en vivo a través de la página de Facebook de Cinematografía UAQ, ello dio pie a que se generara una interacción más cercana con los participantes e interesados.

El académico también señaló que con iniciativas tan importantes como la Escuela de Cine de Verano de la UAQ se ataja el debate de si en Querétaro hay o no una industria del cine, ya que se demuestra que hay un profundo interés por parte del gremio de cineastas, y de quienes aspiran a serlo, por capacitarse y construir narrativas e historias propias.

En esta edición, y gracias a las facilidades que trae consigo la modalidad virtual, se cuenta con la participación de personas de Baja California Norte, Ciudad de México, Guanajuato, Hidalgo, San Luis Potosí, Puebla y, por supuesto, Querétaro.

“Esto nos enriquece y abre la puerta a otras muchas posibilidades; además de que posiciona a la UAQ como referente en la formación del gremio, no únicamente en lo que respecta al cine universitario sino al cine nacional”, expresó Mendoza, quien agregó que el 2020 marca un antes y un después en la labor cinematográfica, pues hay una tendencia por parte de las nuevas generaciones de romper con los esquemas tradicionales, consolidando una narrativa audiovisual propia de América Latina y México, tomando conciencia de las historias propias de estas latitudes.

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