Con una visita a los Expertos en Pueblos con Nombres Largos, inicia la historia de La Maquinota, una inteligente, aguda y divertida crítica sobre el “progreso” social de un pequeño lugar, un poblado como cualquiera de México, con todo y sus caprichos políticos, más las absurdas creencias de sus habitantes; la obra escrita por Ignacio Padilla (1968-2016) estará de visita en primarias y secundarias de Querétaro, en un montaje dirigido por Uriel Bravo.

En el pasado Encuentro de Lectores se presentó la obra, pero el proyecto, que fue beneficiado por el Programa Nacional de Teatro Escolar Querétaro 2018, contempla 60 funciones para alumnos de quinto y sexto de primaria, más estudiantes de secundaria. Para el público en general está la posibilidad de abrir temporada en 2019.

El director de la puesta en escena, describió este trabajo de Nacho Padilla como una obra crítica, realista y “sin pelos en la lengua”, que fue concebida para un público infantil y juvenil, pero que entretiene a todos por igual.

“Estamos ante una obra infantil que todo mundo disfruta, yo no hago teatro para niños, yo hago teatro, y de pronto sí me arriesgo, y me digo: ¿y si es demasiado para los pequeños o no lo entienden? Pero es necesario también arriesgarse. La obra de Nacho es un texto que puede ser, que ya es, mejor dicho, un texto importante para la dramaturgia dirigida a niños”, explicó Uriel Bravo en entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro.

La historia de La Maquinota habla de un pequeño pueblo que tiene como centro de existencia un artefacto, que si bien sus habitantes no saben qué hace, es su símbolo de identidad, que ha estado ahí desde tiempos remotos. Un día, el alcalde de dicho lugar, como parte de sus acciones de desarrollo, tiene la maravillosa idea de pintar a la máquina de rojo, pero los pobladores se lo impide e inician una revuelta.

Bravo platicó que luego de que Padilla ganó con esta obra el Premio Nacional de Teatro para Niños, se realizó en el Museo de la Ciudad una lectura dramatizada de la misma, pero en aquel momento ni el director ni el escritor pudieron intercambiar impresiones sobre el texto.

“Ya no alcanzamos a platicar, pero en el análisis hay algo que él comentó, dijo que la obra hablaba del país, de la política, de la sociedad, y yo dije: ¿Cómo va a meter eso en una obra para niños? Pero ya leyéndola te das cuenta que sí, trata todos esos temas, de una manera muy inteligente y es hasta medio futurista, habla de los partidos, de repente alguien dice: ‘Vamos a pintar la máquina de rojo, de azul chiclamino, de amarillo pollito’. Nacho ya no metió lo de MORENA, que hubiera quedado muy bien. Y ahí también hay una cosa que avizora, cuando dice que el presidente de la República andaba quedando muy bien con un general que sería el próximo presidente de la Republica, yo creo que él ya veía como esta especie de militarización”, explicó Bravo.

Por las condiciones del Programa Nacional de Teatro Escolar, que fija un límite de tiempo en la presentación de la función, la obra está editada al 50%, pero conserva la idea y esencia que plasmó el escritor. De esta misma historia, también se publicó el libro Por un tornillo, ilustrado por Trino.

En la historia original de Padilla, hay un narrador sin nombre que va llevando el hilo conductor, en el montaje de Uriel Bravo ese narrador se llama Felipe Patines, un personaje que los queretanos de antes conocerán a la perfección, porque era un hombre que se paseaba por toda la ciudad, en sus patines, gritando cosas de política, un loco idealista que ha quedado en la historia de este pueblo.

En la puesta en escena participan Ernesto Galán, Juan Carlos Casas, Julio César Morales, Mauricio Figueroa, Delmy Muñoz y Martha Salazar. “Es una generación de actores muy destacada, de algunos de ellos soy su primer maestro de teatro, y con otros es la primera vez que trabajamos juntos, todos son muy buenos y han hecho un gran trabajo, estoy muy satisfecho”, agregó Uriel Bravo.

arq

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