«Ningún arte traspasa nuestra conciencia de la misma manera que lo hace el cine, tocando directamente nuestra emociones, profundizando en los oscuros habitáculos de nuestras almas»

Ingmar Bergman

No hay nada más calmante que acordar con alguien en salir, ya sea tu pareja, amigos o la familia; comprar los boletos, las palomitas e ingresar a la sala de cine, a aquella gran sala oscura donde se vale sentir y donde se vale olvidarse. Lo mismo sucede en casa cuando pones la película que deseas y te dedicas únicamente a verla. Porque es verdad lo que dijo Pedro Ruiz alguna vez: “Lo bueno del cine es que durante dos horas los problemas son de otros”. Esa es una de las muchas bondades del cine, nos transporta a mundos y situaciones ajenas a nosotros, esto nos divierte o por lo menos nos hace pasar un buen rato; en pocas palabras: Nos entretiene. Pero no es lo único que puede hacer el cine por nosotros, así es, hay más.

Según Cristina Castaño y Nuria Espinosa en su texto El cine nos hace sentir (2015), el cine nos presenta una gama de emociones muy amplia, nos hace experimentar la alegría, la tristeza, el miedo, el odio, entre otras. Todas estas emociones las sentimos a través de las experiencias de los personajes que atraviesan la historia vista en la pantalla. Hay veces en las que podemos sentirnos identificados con los problemas a los que nos enfrentamos en nuestra vida cotidiana. Esa identidad en común que encontramos con los personajes nos puede llevar a trabajar nuestra empatía (según Castaño y Espinosa es más fácil hacerlo con la ficción) y a imitar posturas positivas para afrontar los problemas con los que nos hemos visto identificados.

De igual forma, el cine es una importante herramienta de sensibilización al permitir al espectador visibilizar problemas que aquejan o han aquejado al mundo antes, con el fin de entender que son sucesos que no deberían volver a ocurrir. Un ejemplo de esto son las películas sobre el Holocausto o sobre la esclavitud. Es importante señalar el gran poder que tiene el cine para manipular el pensamiento de las masas, y eso puede hacerse para alcanzar fines que sean considerados como buenos, o bien, fines siniestros.

Entonces, el cine también es un arma. Un ejemplo del cine usado como manipulación psicológica es la propaganda nazi que alentaba al odio a los no arios. Una película que destaca de entre todas las cintas alemanas hechas en el periodo del nazismo, es Der Triumph des Willens (Triunfo de la Voluntad) de Leni Riefenstahl, fue hecha para exagerar el nacionalismo alemán.

Considero que sobra decirlo (pues es bien sabido por todos), el cine es arte. Es conocido como el séptimo arte, pues posee cualidades que le permiten a cualquiera encontrar el medio para expresarse a través de imágenes y sonidos entrelazados. Fue nombrado arte por primera vez en 1911 por Riccioto Canudo en su Manifiesto de las siete artes. Es un arte porque permite la expresión de quien lo hace y permite la interpretación de quien lo ve.

En este texto hemos aprendido que el cine no sirve sólo para entretenernos, sino que es una herramienta para despertar o crear emociones en nosotros, crea empatía, ayuda a visibilizar problemas humanos, puede ser usado como un arma en la manipulación psicológica y es un arte que permite la expresión y la interpretación.

Recordatorio: Nunca es solo una película.

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