Hutter y su esposa Ellen viven felices en el pequeño pueblo de Wisborg, hasta que él recibe la encomienda de viajar a Transilvania para venderle una casa al excéntrico conde Orlok. Así comienza Nosferatu, una sinfonía de horror, película muda de F. W. Murnau, que ha sido retomada por el colectivo de compositores Interciclos para crear seis piezas, algunas con intervención electroacústica, que tendrán su estreno mundial el 22 de marzo, con la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro (OFEQ) y la dirección de Ludwig Carrasco.

Interciclos tiene como sede Querétaro y se formó apenas en 2018, a sugerencia del mismo Ludwig. Para iniciar el colectivo, el compositor Ignacio Baca Lobera reunió a un grupo de jóvenes compositores, que en su momento fueron sus alumnos: Andrea González, de apenas 24 años y aún estudiante; Germán López Vargas, Pablo Rubio Vargas; y los miembros del Sistema Nacional de Creadores, Juan José Bárcenas y Édgar Guzmán; ellos tomaron el reto, propuesto también por Carrasco, de musicalizar Nosferatu, un clásico del cine que originó el culto por los filmes de vampiros.

Desde noviembre empezaron a trabajar en las nuevas obras, cada autor por su cuenta; el largometraje se dividió en seis secciones y el resultado son seis obras distintas, muy distintas, explicaron a EL UNIVERSAL Querétaro.

“Lo interesante aquí es la diversidad de estilos y voces que va a tener este concierto, porque cada uno de nosotros tiene una identidad muy propia y la música se dividió en módulos, que corresponden a ciertas escenas; este ejercicio se convirtió en una experiencia muy interesante, esperemos que la orquesta piense lo mismo”, expresa Juan José.

La propuesta que planteó Carrasco a los compositores no sólo trajo un reto creativo, un análisis sobre la música, la imagen y los clichés sonoros, también sacó a flote problemáticas tan evidentes pero tan poco atendidas en México, como son los pocos estrenos en el programa de las orquestas y el nulo presupuesto para el pago a la composición.

El trabajo que crearon para Nosferatu está valuado entre 5 y 10 mil dólares. “Pero nosotros sabíamos que no hay presupuesto, trabajamos muchos meses en esto y sabíamos eso, por un encargo de este tipo el pago mínimo es como 5 mil dólares, para cada uno, y lo hicimos gratis, pero es una realidad, si no lo hubieran hecho así, no lo hacemos, nunca lo habríamos hecho”, revela Baca Lobera.

Con este proyecto y el trabajo que fomenta Ludwig Carrasco a través de la OFEQ, los integrantes de Interciclos esperan que músicos y directores de orquestas se interesen en programar estrenos de compositores mexicanos, que en la mayoría de los casos tienen sus obras guardadas y en el olvido.

“Las orquestas en general han fallado en acercarse a un público joven, y creo que Ludwig tiene una buena intención el tratar de incluir estrenos como una estrategia para atraer un público nuevo, ojalá que su esfuerzo desencadene una nueva generación de músicos que se interesen por estrenar obras de compositores locales, o de los que viven en su propia comunidad. Aquí en Querétaro, si no es por Ignacio, realmente hubiera sido muy poco el desarrollo de la composición (…), pero este problema no es exclusivo de Querétaro, es en la generalidad de México, (…) hacen falta intérpretes que estén dispuestos a tocar música nueva”, explica Pablo.

Germán argumenta que las orquestas se sienten muy cómodas tocando el mismo repertorio, porque no implica un reto ni para los músicos, ni para los directores.

“La labor que está haciendo maestro Carrasco es muy importante, sobre todo el acercarse a los compositores locales, Querétaro ha dado mucho de qué hablar en cuanto a la composición musical últimamente, pero no había nadie que quisiera llevar esos proyectos a la realización, y el maestro Carrasco está dando un nuevo punto de partida, está buscando nuevos retos y nosotros muy encantados, como colectivo, de participar”, añade Germán.

Música e imagen en movimiento

Mientras se proyecta la película que se vio por vez primera en 1922, la OFEQ tocará la obra de Interciclos, y comenzarán con la propuesta de Édgar. Para crear su pieza, realizó un análisis de la estructura de tiempo, los personajes, cambios de colores en las escenas, hasta terminar en el trabajo de Hans Erdmann, quien compuso la primera música de Nosferatu.

“Eso me llevó a la música modular, nunca había hecho una pieza de esa manera, son literalmente módulos, estructuras que se pueden estar manipulando”. De los seis estrenos, sólo hay dos piezas que tienen título, Édgar nombró a su obra “Sobre la virtuosa ignorancia de la escena”, que deriva de la contrariedad de ciertas escenas y la resignificación de la dio a las mismas.

“Hice varias maquetas con diferentes fragmentos de piezas, para experimentar, lo más interesante era cuando pasaban cosas que contradecían, había una escena y de repente uno empieza a imaginar clichés sonoros, de tanto ver películas y series, entonces pasaban cosas que no correspondían y ese choque era lo más interesante para mí; el nombre es ‘Sobre la virtuosa ignorancia de la escena’, no porque no haya visto la película, la vi tantas veces que ya la puedo ignorar, no necesito verla, por eso mi pieza también es temporalmente muy libre”.

Juan José trabajó directamente sobre la narrativa de la película y explica que tomó ciertas referencias impresionistas que después fue transformando, para hablar de dos momentos dramáticos, el principal, la aparición del conde Orlok.

“A mí me toca la parte donde van por los campos verdes y hay caballos corriendo, y ahí la pregunta fue: ¿cómo musicalizar eso en una película como Nosferatu? Sí hay correspondencia de todo eso en la música y en los gestos, todos llenos de densidad, y justo en la sección que me tocó, aparece por primera vez el vampiro, entonces fue muy interesante manejar en una sola obra dos aspectos dramáticos totalmente diferentes”.

El proceso creativo de Germán derivó en música precisa y exacta a la imagen, y a través de la sección de metales logró imprimir dramatismo, energía y fuerza.

“Para mí representó todo un reto, me sentí un poco atado a lo que pasa en la imagen para desarrollar la música, hay eventos donde yo considero que hay mucho asombro de parte del personaje principal, y para eso utilicé la sección de metales, que para mí brinda más dramatismo, pero sí quería mucha sincronía con la imagen y con la música”, detalla Germán.

A Pablo le corresponden las apariciones casi fantasmales de Nosferatu, durante su viaje en barco, momento que sonoramente está representando como un error digital, a través de electroacústica.

“Hay varios sonidos que estoy generando en electrónica y tiene que ver con eso, con la idea del error digital, cuando se aparece el vampiro; la orquesta estaría como tratando de hacer contrapunto a esos sonidos, en realidad estoy aprovechando la oportunidad de tener un ensamble gigantesco para hacer sonar cosas muy fuertes. Es complicado hacer música para cine, porque la imaginación se tiene que restringir a la imagen, y a mí lo que me gusta de trabajar en la composición es que el sonido se expresa por sí mismo, cuando trabajé en esta obra, siempre sentía el peso de la misma película, pensaba es aquí donde pasa tal cosa o es aquí donde se aparece Nosferatu, entonces ¿cómo se va a llamar la rola?: ‘Apariciones’. Y así se llama mi pieza”, detalla Pablo.

Andrea compuso su obra a partir del momento en que el barco llega al puerto y encuentran únicamente el cuerpo del capitán, y el interior está lleno de ratas; la bitácora del viaje revela que el resto de la tripulación murió entre fiebre y alucinaciones.

“Yo quise representar en mi música esta parte de no saber qué está sucediendo, si es la peste o la creencia de la gente por algún mal, entonces mi música es más que nada ambiental, siempre dejo que la imagen diga más, y se va desarrollando la misma idea a lo largo de todas las escenas, hasta generar un círculo de locura, así es como yo lo vi, y justo termina así, cuando empieza la locura en el pueblo porque todos están muriendo”, explica Andrea.

El final de Nosferatu será con la pieza electroacústica de Ignacio. Ellen se da cuenta que el vampiro está obsesionado con ella, y sabe que la única manera de acabar con él es reteniéndolo hasta que salga el sol.

“Pero no es una interpretación literal, no trato de ser sincrónico a lo que está pasando; ya lo escucharán y sí hay que mencionar que vamos a utilizar electroacústica, Pablo y yo vamos a estar ahí en el escenario con la computadora haciendo música, de mi parte va a complementar lo que está haciendo la orquesta”, agrega el compositor.

La musicalización en vivo de Nosferatu, con obra de Interciclos, es el viernes 22 de marzo, a las 20:00 horas, en el Teatro Metropolitano; después esperan llamar la atención de otras orquestas para que continúe haciendo eco esta nueva sinfónica del terror.

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