Miles de cartas de pequeños de todo el mundo llegaron a las manos de Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes la noche de ayer comenzaron la entrega y gracias a su entusiasmo y gran parte de su magia, lograron cubrir cada rincón del estado, por muy lejano que fuera.

Durante la preparación de la entrega, los tres Reyes Magos se tomaron unos minutos y bajaron de su camello, caballo y elefante, respectivamente, para compartir con EL UNIVERSAL Querétaro algunos aspectos de este viaje al que ellos mismos definieron como “relámpago” por la premura.

El punto de partida fue el centro de Querétaro, ya que los obsequios fueron resguardados y concentrados en tres grandes bodegas, que se ubican cerca del Jardín Zenea, donde el nacimiento monumental aún decora el parque.

Las puertas que resguardaban los millones de juguetes se abrieron al mismo tiempo y empaques de todos colores y tamaños comenzaron a caer, pronto fueron atados para iniciar el recorrido, pues como el mismo Melchor dijo “el tiempo apremia”.

La labor fue ardua, pues entre la multitud de obsequios podían observarse muñecas otomíes, carritos de control remoto y hasta videojuegos. “A los pequeños les encanta la tecnología, realmente apenas logramos conseguir cada uno de los volúmenes que nos solicitaron”, confesó aliviado Gaspar.

Uno de nuestros corresponsales logró tener acceso a los archivos secretos, donde se observaba a detalle la ruta de entrega; luego del centro, el destino marcado era el municipio de Corregidora, para después realizar la parada obligada en el bello Huimilpan.

Camino a Amealco de Bonfil, estos mágicos personajes tuvieron que detenerse unos minutos para que el caballo de Melchor pudiese tomar agua, cuestión que jamás frena al camello de Gaspar. Por su parte, Baltasar dijo que San Juan del Río es de sus destinos favoritos, ya que asegura, ahí los niños son muy aplicados y siempre cumplen con sus tareas.

En un punto del camino tuvieron que dividirse; Melchor se quedó en Tequisquiapan, mientras Baltasar arribó a Ezequiel Montes y Gaspar se adelantó a Cadereyta de Montes, finalmente volvieron a reunirse en San Joaquín.

Entre los presentes entregados en Landa de Matamoros, Jalpan de Serra y Arroyo Seco, hubo bufandas, gorritos con curiosas borlitas y suéteres de vivos colores, que llegaron principalmente a toda la zona de la Sierra Gorda, donde hace bastante frío durante esta temporada.

La neblina concentrada en Pinal de Amoles detuvo el paso del elefante, ya que al no poder ver bien el camino, chocó de frente con el Cerro de la Media Luna; afortunadamente iban despacio y el golpe fue aliviado con una pequeña sobada, sin embargo, no pudieron detenerse más que unos minutos, pues aún faltaban cuatro municipios y quedaban apenas cuatro horas antes del amanecer.

Ya en Peñamiller, el camello de Gaspar aprovechó para volver a llenar sus jorobas de agua para el último empujoncito, y ¡vaya que así lo fue!, ya que el elefante sin querer le dio un trompazo a Melchor, tan fuerte, que lo tiró del caballo, lo que provocó las risas de todos.

En Tolimán, los Reyes se reunieron en el edificio del reloj, donde tomaron un respiro para retomar el trayecto hacia Colón, ahí hicieron una escala en el Museo de los Milagros para ver de cerca la exposición de los exvotos.

Para concluir la odisea, llegaron a El Marqués, y luego de entregar el último regalo, que era una pista de carreras para dos hermanitos, los tres Reyes Magos aprovecharon para tomarse una selfie posando junto al imponente Conin.

Como cada año, los tres grandes amigos coincidieron en que esta labor los enriquece cada vez más, ya que para ellos el compartir y ver las caras de emoción de todos los pequeños al recibir sus obsequios, es sin duda su mayor satisfacción. Redacción

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