“Imaginen a un animal. Vean en su mente cómo se mueve. Ubiquen sus características principales… ¿Qué tan grande es?… ¿acaso vive bajo el agua?, ¿o será que su casa está en la tierra?”, inquiere Jessica Zermeño a sus pequeños aprendices, quienes exagerando sus movimientos, se desplazan silenciosamente por toda la habitación simulando ser un simpático pingüino, un enorme elefante o una lentísima tortuga. La idea es que sólo valiéndose del lenguaje corporal, sus estudiantes aprendan a comunicar lo que imaginan.

Este es uno de los tantos ejercicios que la directora de La Mirruña Teatro, junto a su compañera de escenarios, Gaby Galván, utiliza estratégicamente en su taller para acercar a los niños a la actuación, pues se trata de una disciplina artística que la actriz considera perfecta tanto para adquirir o reforzar habilidades sociales, como para el desarrollo de la inteligencia emocional.

[Aprender actuación] les va a permitir desarrollar muchísimas habilidades para la vida, como el autocontrol, y el manejo del lenguaje corporal y verbal, pues aquí aprenden a explicar sus ideas con coherencia y lógica (…) Sólo imagínate las posibilidades que puede tener en un futuro, un niño que a los cinco años se subió a un escenario y se sintió libre de expresarse frente a 80 personas”, dice Zermeño, y explica que contrario a lo que se creería, en el teatro se pueden estimular simultáneamente ambos hemisferios cerebrales, “pues se hacen las mismas conexiones al crear un personaje, que al mutiplicar 4x4”, y reforzar la memoria, sin los típicos ejercicios monótonos de repetición.

“Aplicamos el juego de robo de textos, en el que se aprenden las líneas de los otros y las pueden agregar a su libreto, es una estrategia lúdica para ejercitar la memoria”, asegura.

En el transcurso de cinco meses, los participantes podrán sumergirse en el mundo de los puppets y el teatro guiñol; aprender técnicas de expresión corporal, gestual y oral, y crear personajes fantásticos e incluso, llevar a escena sus propias historias.

“El taller es muy práctico y los tres primeros meses son de juegos, ejercicios, dinámicas y mucho trabajo en equipo, en el que se abordan aspectos tan trascendentes como perder el miedo de hablar en público. Hay papás que han venido a la presentación final y dicen sorprendidos: ‘es que no habla, apenas dice una palabra en la casa, en la escuela, y en cualquier lado; no puedo creer lo que hizo en el escenario; no puedo creer que sí se parara delante de todos y hablara, ¡que se aprendiera sus líneas y lo hiciera solito!’”, relata complacida.

Finalmente, subraya que el taller es un lugar al que las y los niños tienen que asistir por cuenta propia, pues se trata de un espacio para ellos, en donde además de estimular su imaginación, podrán aprender —de forma natural—, a ser más disciplinados, a trabajar en equipo y expresar sus ideas.

“Son habilidades que, aunque no vayan a ser actores, de todas formas les servirán en la vida, porque en una empresa también tienes que exponer, hablar y saber cómo venderte. Me ha tocado ir a dar cursos a centros de investigación donde me dicen: ‘es que tenemos a las mentes más privilegiadas del planeta con nosotros, pero a veces no saben expresar lo que es su invento, nadie los entiende; necesitamos hacer que dejen de ser tan introvertidos’. En ese sentido, puedes tener la mejor idea del mundo, pero si nadie te entiende, ¿cómo la vas a vender?”, puntualiza Zermeño.

El teatro, una escuela para la vida
El teatro, una escuela para la vida

¡Jugar al escenario!

Este taller  se imparte en las instalaciones de La Mirruña Teatro todos los jueves de 17:00 a 19:00 horas. 
Se podrán inscribir  niñas y niños de 6 a 14 años.
Para las personas mayores de 15 años,  
el taller es los sábados 
de 10:00 a 12:00 horas.
El costo es de  
mil 500 pesos, y si se 
pagan los cinco meses 
por adelantado, tiene un costo  de  6 mil 500 pesos.
La Mirruña Teatro  se encuentra en la calle 5 de mayo, #77. Centro Histórico.

bft

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