Se estima que la población de pelirrojos en el mundo apenas llega al 1%, y que la mayoría de estos vive en Irlanda o Escocia. Sin embargo, México también tiene su propia comunidad de pelirrojos, y pesar de que ninguna institución ha revelado exactamente qué porcentaje representa este grupo ciudadano, es evidente que los pelirrojos forman parte de una de las muchas minorías en el país, como también lo son las personas albinas o con vitiligo.

José Fernando Zúñiga Hurtado, originario de la Ciudad de México y quien vive en Querétaro desde hace tres años, aprendió desde niño que al ser pelirrojo nunca pasaría desapercibido.

Y aunque actualmente ama su apariencia física y gusta de presumirla caracterizándose de vikingo en festivales medievales, reconoce que su infancia no siempre fue fácil, pues su peculiar cabello rojizo, su piel blanca y sus ojos azules causaban extrañeza e incluso temor en algunos de sus compañeros de clase.

“En mi infancia había niños que me tenían miedo, algunos niños pequeñitos me veían en fiestas y salían corriendo a abrazar a sus mamás, no querían que me les acercara, algunos me preguntaban ‘¿Por qué eres así?’ y se me quedaban viendo, sí viví mucho bullying por mi tono de cabello”, recuerda.

El arte de ser pelirrojo; del bullying al asombro
El arte de ser pelirrojo; del bullying al asombro

Su abuela materna, de nombre Natalia y quien también era pelirroja, habló con él sobre la condición que ambos compartían y exaltó lo extraordinario de su apariencia física, relacionando el fuego y el coraje con el color intenso de sus cabellos. Desde entonces, Fernando vio el mundo con otros ojos y aceptó con orgullo su apariencia.

“Mi abuela Natalia, que también era pelirroja, se acercó y me dijo: ‘no mijo, no te sientas así, ser pelirrojo es muy bonito’ y me contó situaciones en donde ella vivió lo mismo que yo. Esa plática fue muy trascendental para mí, a partir de eso hice muchos cambios en mi forma de ver la vida, comencé a aceptarme tal y como soy”.

Todo es por la melanina

Fue en la década de los 90 cuando los científicos descubrieron el gen responsable de esta condición, se trata de una variante MC1R del cromosoma -16, encargado de determinar el color de pelo debido a la melanina; por esto no es necesario que cada pelirrojo tenga ascendencia irlandesa o escocesa, pues todo se debe a una simple variante en sus genes.

José Fernando Zúñiga, de 48 años de edad, detalla que además de su abuela Natalia, también uno de sus tíos es pelirrojo, por lo que la ascendencia está en ambos lados de su familia y usualmente se manifiesta cada tercera generación. Confiesa una clara atracción por las mujeres morenas, por lo que ninguno de sus hijos comparte su tono de cabello.

Conforme fue creciendo, Fernando vivió diversas experiencias al relacionarse con los demás, muchas de estas ligadas a la superstición y a la curiosidad de quienes lo conocen por primera vez.

De hecho, es muy común que algunas personas, atraídas por su apariencia, se paren frente a él y le pregunten “¿Te puedo pellizcar? Es para que se cumpla mi deseo”.

El arte de ser pelirrojo; del bullying al asombro
El arte de ser pelirrojo; del bullying al asombro

“Tengo bastantes anécdotas, algunas chicas me han hasta correteado para darme un pellizco, por esta superstición de que cuando ves a un pelirrojo tienes que pellizcar y pedir un deseo. Yo les digo que ni siquiera es mi deseo, sino que es el de ellas, aunque algunas veces las pláticas eran muy amenas, más a modo de juego y si estoy de humor sí dejo que me pellizquen. Todos los días alguna persona que va en la calle se me acerca y me pregunta algo sobre mi apariencia, siempre me preguntan de dónde soy, algunos no me creen que soy mexicano”, dice.

Otros encuentros han sido menos invasivos, por ejemplo el de un niño que con timidez le pidió permiso para tocar la enorme barba rojiza conserva para caracterizarse de vikingo.

“Una vez me pasó que un niño se me quedaba viendo, hasta que se acercó conmigo y me preguntó sobre mi barba, dijo que le gustaba mucho y me preguntó si la podía tocar, le dije que sí y entonces él se acercó y tocó mi barba, ese niño tal vez tendría seis años, sigo llamando la atención de niños y adultos”.

En la mira de los pelirrojos

El rostro de Fernando y el de otros pelirrojos forman parte de la exposición colectiva Añora, proyecto encabezado por el artista Gustavo Villegas, quien dirigiendo a un grupo de 40 artistas, plasma en esta colección de pinturas las peculiaridades de la población pelirroja en México.

La muestra permanecerá hasta el 17 de agosto en Galería Nuqleo, ubicada en el Parque Querétaro 2000, con un horario de visita de 9:00 a 20:00 horas, de lunes a viernes.

La artista Andrea Villanueva fue quien pintó a Fernando Zúñiga, ella comenta que al verlo en un café corrió a preguntarle si quería ser su modelo para formar parte de esta exhibición especializada en pelirrojos.

Fernando aceptó encantado, pues desde hace tiempo tenía la idea de agrupar a la comunidad de pelirrojos en Querétaro para concientizar a la ciudadanía sobre esta condición.

“Me gustaría en un futuro hacer un proyecto para agrupar a la comunidad de pelirrojos en Querétaro, porque aunque somos pocos en esta ciudad he visto más pelirrojos que en la Ciudad de México o en otras ciudades donde he vivido”, destaca.

“A la gente le digo que quedamos muy pocos pelirrojos en el mundo, así que cuídennos”, comenta entre risas.

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