“Que consideren mi trabajo feminista me parece bien, si cabe en el movimiento. Pero no surge desde ahí”
Racquel Barousse
Fotógrafa

Luego de dialogar con su propio cuerpo, Conejo Soñador se cuestionó: ¿Desde cuándo es obligatorio depilarse? ¿Es importante maquillarse o no? ¿Por qué cortarse el pelo, o dejar que crezca? ¿Es necesario usar brasier? Estas y otras preguntas son parte de Diálogos de la feminidad, exposición que presentará en Encuentro Fotográfico Querétaro (ENFOQUE) 2020.

En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, Racquel Barousse platica que la mitad de su vida la ocupa el arte y la otra fracción el tenis, es jugadora de alto rendimiento, además de entrenadora. Como tenista utiliza su nombre: Racquel. Y en su lado artístico es: Conejo Soñador. Estudió artes plásticas con especialización en pintura, y desde hace 11 años la fotografía es parte primordial de su trabajo.

Con su cuerpo como principal modelo, Conejo Soñador comenzó en 2019 un diálogo íntimo que se extendió por siete meses, tiempo que le permitió conocerse de pies a cabeza, reconocer su feminidad y retratarla.

Diálogos de la feminidad se compone de: Paleta de color: rojo. Cartografía corporal y Contraste tonal, tres series fotográficas que se presentarán el jueves 27 de febrero a las 17:00 horas, en la Galería Municipal, como parte de las exposiciones de ENFOQUE.

Conejo Soñador es un buen nombre artístico, ¿cómo lo adoptas?

Soy jugadora de tenis desde niña y, al mismo tiempo, estaba involucrada en el arte, de pronto Racquel ya era mi nombre para el tenis, y Conejo se quedó del lado del arte. Yo quería fragmentar mi personalidad en algo genérico y como ya me llamaban Conejo desde hace muchos años, me autonombré Conejo Soñador. Y mi animal del zodiaco chino es conejo, es una bonita casualidad.

¿Y de dónde es originaria Racquel?

Nací en la Ciudad de México, pero desde los seis meses vivo en Querétaro. Soy queretana.

Conejo Soñador capta la esencia femenina
Conejo Soñador capta la esencia femenina

¿Cómo llega la fotografía a tu vida?

Me fui a Cuernavaca por el tenis, y a Cholula a estudiar artes plásticas, mi línea era la pintura, hacía mucho arte digital y utilizaba la foto, pero como tal la tomé cuando me hice mamá, porque seguir con la pintura y los solventes cuando tienes un bebé es muy difícil, además mi umbral creativo era en la madrugada, y con un bebé te tienes que apegar a sus horarios. La fotografía me sirvió como un medio de expresión inmediato, que podría hacer en cualquier momento y en cualquier lugar. Y de ahí hasta el día de hoy hago fotografía.

¿Qué vas a presentar en ENFOQUE?

Mi ensayo fotográfico se llama Diálogos de la Feminidad, y se compone de tres series: Paleta de color, Cartografía corporal y Contraste tonal. Son fragmentaciones de mi sistema corporal, son tres sistemas que vienen de mi cuerpo y son tres tipos de fragmentaciones de mi cuerpo, siempre he trabajado con fragmentar sistemas y esta es la primera vez que me atreví a trabajar con mi sistema corporal desde lo femenino, no me había atrevido, había fragmentado hasta el horizonte, y dije: ¡ya es hora! Porque si te gusta romper sistemas para darles movilidad tienes que comenzar con tu propio cuerpo.

¿Qué descubriste durante este proceso, algo que te sorprendió de ti misma?

Darme cuenta de lo poco que estamos acostumbrados a mirarnos desde lo físico, y yo que tengo dos hijas, me toca ahora enseñarles a que se miren, conozcan su cuerpo, sus formas, de dónde vienen y por qué son así. En el proceso para tomar las fotografías, pasé mucho tiempo sin depilarme, y yo que juego tenis, que implica usar short o faldas, me sorprendió que quienes se dieron cuenta y ejercieron, o expresaron frases como: ¡ya depílate! Fue gente cercana a mí. Mi mamá, hasta incluso mi papá, fueron los primeros que expresaron algo al respecto de mi cuerpo. Eso me sorprendió, porque desde casa se va adquiriendo esta inseguridad y la idea de lo que debe ser o lo que representa ser una mujer. Y la última cosa fue cuando me corté el pelo, porque me lo corté específicamente para generar ciertas fotos, y eso también generó reacciones, ahí no desde mi familia, esas sí eran de fuera, pero fue interesante, no esperaba que en este momento de mi vida me diera cuenta de tantas cosas.

Conejo Soñador capta la esencia femenina
Conejo Soñador capta la esencia femenina

¿Te interesaría que tu obra fuera retomada por el movimiento feminista que está ganando cada vez más fuerza?

Me gusta el feminismo, en este momento no soy muy activa políticamente hablando. Cuando iba en la preparatoria era radicalmente feminista, cuestionaba los patrones dentro de mi casa y escuchaba punk feminista, me gustaba la ideología, sobre todo desde la cuestión de equidad. Ahorita puedo decir que me considero feminista. Hay mucha polémica ahorita sobre el movimiento, yo no caigo en bandos; creo que la expresión feminista que se está dando es porque se tiene que dar y hay un problema de fondo y el cuestionar ahorita el cómo, pues cada quien tendrá su opinión, pero al final está la búsqueda de la equidad. Y el cómo, seguramente se irá transformando. Que consideren mi trabajo feminista me parece bien, si cabe en el movimiento. Pero no surge desde ahí. Surge de algo muy personal, aunque sí simpatizo con la idea feminista.

El proyecto lo desarrollaste como algo personal, pero es un buen ejercicio para conocerse, ¿lo recomendarías para todas las mujeres, y hombres también?

Por su puesto, sí, en esta conciencia de lo poco que uno se puede llegar a conocer, que dependerá mucho de qué tanto te enseñan a conocerte, sería hasta algo que buscaría fomentar en mis hijas, y si lo busco en mis hijas lo recomendaría para cualquiera que quiera conocerse más.

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