Cada año la festividad de Día de Muertos explora la creatividad de los mexicanos, quienes se burlan de la huesuda, haciéndole ver que no le temen a su presencia y como parte de este tributo a la Catrina, se pueden ver figuras elaboradas con papel, engrudo, pinturas, alambre, pero sobre todo paciencia, tiempo y mucha imaginación.

José Soto Aguilar, quien es maestro de preparatoria, descubrió su gusto por la cartonería durante una actividad escolar de esta celebración.

“El proyecto nace de mi pasión por el Día de Muertos, yo creo que esta es una de las fiestas más grandes y puras que tenemos en el país. En la preparatoria en la que imparto clases, cada año hacemos ofrendas en estos días y en una ocasión rendimos homenaje a Pedro Linares, el creador de los alebrijes, por lo que solicitamos a un experto que nos enseñara a trabajar la cartonería, a partir de ahí retomé la técnica y comenzamos a hacer calaveras y Catrinas; una persona cercana se interesó por nuestra obra y la compró, por lo que nos dimos cuenta del potencial que tenía como negocio”, relató José Soto.

Fue así como hace aproximadamente tres años surgió el proyecto de Las Catrinas de Lili, que busca rescatar, promover y conservar este oficio, que requiere de mucha dedicación.

“El proceso comienza con el recubrimiento de periódico y engrudo, se deja secar para luego separar del molde, sellar y pintar de blanco para obtener un lienzo. Una vez concluida la primera parte del trabajo, seleccionamos la figura que queremos crear para pintarla y aplicarle el poliéster que le brinda durabilidad, ya que cuando se ensucia, puede simplemente limpiarse con un paño húmedo”, describió el artesano y destacó que todo el proceso es hecho a mano, iniciando incluso desde la elaboración del molde.

Ya sea una Catrina clásica, una vendedora de flores o el oficio que se desee proyectar, esta artesanía requiere de 24 a 26 horas de trabajo por cada pieza, y prácticamente se puede crear cualquier figura. En Las Catrinas de Lili destacan las que representan oficios, vestuarios típicos o profesiones.

“Cada pieza tiene una historia, tenemos desde la tehuana del Istmo de Tehuantepec de Oaxaca, que elaboramos con hermosos vestidos de listón bordado, hasta calaveras que venden canastitos, flores, las pajareras y la tradicional Catrina de José Guadalupe Posada, que retoma la imagen de las señoras que vendían garbanzos en los vagones del tren y que aunque vestían harapos, llevaban sus sombreros afrancesados. Además del retrato que pintó el maestro Diego Rivera y que es la catrina que nos proyecta a nivel mundial”, compartió Soto.

Como todo artesano, la inspiración puede llegar de cualquier lugar y en el momento menos esperado.

“Todo surge de lo que nos vamos encontrando, por ejemplo, un día vi este columpio y dije tengo que poner a unos enamorados ahí, luego me encontré un sombrero y pensé: ‘No puede haber un sombrero sin un revolucionario’, aunque también hacemos piezas especiales para nuestros clientes que pueden traerme un fotografía de alguien y lo reproducimos, pero en calavera; al final, todos somos huesos”, bromeó.

Llévate tu Lili

  1. El negocio retoma el nombre de la esposa y la hija del artesano José Soto Aguilar.
  2. Se encuentra en la Ciudad de México, pero se pueden contactar a través de la página de Facebook Catrinas de Lili.
  3. Las piezas tienen un costo promedio de 800 pesos; hay figuras pequeñas de 200 y 400 pesos, y las más grandes que se ofertan hasta en 2 mil pesos.
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