Después de cinco años al frente del Museo Regional, Bernardo Sarvide dice adiós al espacio museístico más antiguo de Querétaro, para dirigir en Mérida, Yucatán, el Museo Regional de Antropología Palacio Cantón.

Desde hace algunas semanas Sarvide comenzó sus actividades en Mérida, aunque oficialmente su cargo será efectivo el 1 enero del 2019; mientras tanto, el Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Querétaro está en proceso de selección para un nuevo titular del Museo Regional.

En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, el arquitecto Bernardo Sarvide platicó sobre este cambio y los pendientes que quedan en el Museo Regional queretano, que apenas en noviembre cumplió 82 años.

Bernardo Sarvide dice adiós al Museo Regional
Bernardo Sarvide dice adiós al Museo Regional

¿Cuándo tomas la dirección de Palacio Cantón?

—Desde hace algunas semanas ya estuve atendiendo unos asuntos, y esta semana me voy a Mérida, pero formalmente será el 1 de enero.

¿Ya hay titular para el Museo Regional de Querétaro?

—Este museo está en un proceso de selección, que tendrá que resolver la delegada del Centro INAH Querétaro, Rosa Estela Reyes, y nuestro director Diego Prieto, ellos van a buscar un perfil adecuado para este museo.

¿Cómo se dio este cambio?

—El INAH está en un proceso de reestructuración, el cambio de administración federal y varias administraciones estatales provocan algunas necesidades de reacomodar personal, y una de esas es que la directora del Museo Regional de Antropología Palacio Cantón se fue a trabajar a la Secretaría de Cultura de Jalisco.

Palacio Cantón es un recinto importante, no sólo en Mérida sino en toda la península, y están impulsando un proyecto muy grande, lo van a convertir en un conjunto cultural, adquirieron dos predios vecinos del museo para hacer una expansión donde habrá un depósito de colección que van a poder visitar, además de laboratorios de restauración, espacio para residencias de investigadores, auditorio, sala de exposiciones; que va a permitir que este lugar sea una suerte de centro regional que atienda una producción museográfica, investigación, atención de colecciones, desde Mérida para los estados vecinos, eso requería un perfil de alguien que pudiera atender el museo propiamente y además tuviera facultades para supervisar un proyecto arquitectónico en ejecución, de ahí fue que resulté ser uno de los candidatos posibles para atenderlo y acepté la propuesta, con todo el pesar de irme de mi propio museo, que quiero mucho y dejo muchas cosas andando.

Dejas también un gran reto para el próximo director, ya que en estos cinco años frente al Museo Regional se notó mucha actividad y una gran apertura a los  jóvenes, los vimos exponer aquí desde sus distintos lenguajes, pero todo muy cercano a los objetivos del mismo museo, ¿cómo describirías estos cinco años?

—Logramos un buen balance, se impulsó mucho la vida cultural de este espacio para hacerlo muy dinámico; este recinto tiene una carga fuerte por ser un museo de antropología e historia,  que a veces parecería ser serio y un poco cuadrado, pero demostramos que no, es un sitio flexible, la diversidad es una de las cosas que más nos importan, que podemos abrir las puertas y tener participación de los jóvenes.

Hubo experimentos muy interesantes como la exposición de Alegorías Contemporáneas, en donde jóvenes artistas plásticos —con sus propios lenguajes—, reinventaron una alegoría luego de tener un acercamiento a los contenidos del museo, impulsamos con todo el equipo del recinto más de 200 actividades culturales al año, que hace que este inmueble tenga opciones para todo mundo.  Se hizo un equilibro, porque había espacio para los jóvenes y también tenía exposiciones muy institucionales como la de Milpa, Semillas de vida, muestras muy grandes de arqueología, etnografía y patrimonio biocultural, que son temas muy importantes para el INAH.

Y también hubo colaboración con otras instituciones

—Sí, toda experimentación permitió acercarnos a otras instituciones como la Alianza Francesa, Embajada de Suiza, Casa Gutiérrez Nájera, Escuela Activa de Fotografía, Universidad Autónoma de Querétaro y el propio Centro INAH Querétaro, siempre esta vinculación de instituciones se vuelve vital, porque solos no podemos hacer tantas cosas.

Siendo este museo el más antiguo de Querétaro, ¿qué experiencia te deja el haber sido el titular?

—Es un orgullo haber estado en la dirección, siempre me pesó mucho la responsabilidad de saber que este es uno de los museos más antiguos que tenemos, que es un lugar importante en la vida cultural de Querétaro, que tengo unos antecesores que hicieron un gran trabajo; saber que compartí de cierta manera la dirección con Germán Patiño, el profe Eduardo Loarca, y la propia Rosa Estela, es algo que me llena de orgullo, me hubiera encantado hacer mil cosas más para poder acercarme un poco a todo lo que ellos lograron, pero para mí es y fue una oportunidad muy importante y algo que valoro muchísimo y que me llevo como una gran experiencia.

Siempre hay muchas cosas por hacer en un espacio cultural, pero ¿qué pendientes quedan que puedan servirle de pauta para el siguiente titular del Museo Regional?

—Hay muchas cosas por hacer todavía, nos dedicamos a ordenar nuestros archivos históricos, por ejemplo, cosa que puede permitir un montón de productos de difusión cultural y editorial, tenemos responsabilidades que no se han logrado cumplir, como el asunto de la accesibilidad física, también hay pendientes que tienen que ver con las salas permanentes, con su reestructuración, replanteamiento de la información y de cómo ofrecemos nuestros contenidos al público, las salas permanentes están en un punto que requieren reinventarse, esa es una oportunidad y una responsabilidad bien grande para quien llega; el año que entra cumple 80 años el INAH, y hay bastantes cosas por realizar para hablar de todo lo que se ha hecho aquí, existe esta necesidad de vincularnos con  nuestra propia institución, que a veces no lo hacemos como quisiéramos, que se note un verdadero trabajo en equipo, y que este museo sea un espacio de divulgación, de todas las investigaciones arqueológicas, del equipo de arquitectos, todo  el trabajo que se hace en cuestiones de etnografía y antropología en el estado completo, ser un verdadero punto de  divulgación, más la obligación y necesidad de refrescar siempre los contenidos y lo que se ofrece en este sitio.

¿Viste cambios en el público del Museo Regional durante tu administración?

—Me dio mucho gusto ver a gente que parecería que no tendría nada qué hacer aquí, cosas que hicimos con graffiti, con jóvenes de Cadereyta, actividades académicas y lúdicas, que permitieron que verdaderamente se notara la diversidad en este espacio, que no fuéramos un sitio para un público muy particular, sino más bien abrimos la puerta a todos,  atendimos.

En el tiempo que estuve aquí, vinieron un poco más de medio millón de personas y de esa cantidad,  la mitad eran jóvenes y niños, eso quiere decir que este lugar siempre va a ser y será un punto de inicio para conocer los museos, aprender la historia de Querétaro, y ya que están aquí les presentamos actividades interesantes que les pueden servir para más adelante, ser públicos de espacios museísticos, sobre todo en Querétaro, que cada vez es más amplia e interesante la oferta.

Viene 2019, ¿qué actividades preparaste para este año?

—Tenemos muchas exposiciones en proceso de  consolidarse, una es del aniversario luctuoso del profesor Loarca, que tiene que ver con el archivo que presentamos este año, en 2019 se cumplen 15 años de su fallecimiento y vamos a hacer una exhibición para rendirle homenaje; también tendremos una serie para hablar de la labor del INAH y sobre todo del trabajo que se ha realizado en el instituto, tenemos una muestra de Román Miranda, justo para sostener esta incursión contemporánea con el museo, Román está planeando una exposición que tiene que ver en cómo alguien contemporáneo puede retomar los grandes pintores novohispanos del siglo XVII y XVIII;  expondremos material del semidesierto queretano, desde una visión muy antropológica y contemporánea con la Universidad Autónoma de Querétaro, esas son algunas de las cosas que se están cocinando.

¿Qué experiencias te llevas de la dirección del Museo Regional de Querétaro, que vayas a aplicar en Mérida?

—Muchas de ellas tienen que ver con el asunto de los recursos, cómo estructurar un equipo y mantener procesos muy horizontales, para que el equipo que tienes se sienta verdaderamente como tal y se comprometa con lo que haces, porque es la única manera de salir adelante.

Aprendí también de gestión entre los diferentes niveles de gobierno, y me llevo  de ejercicio muchísimos montajes temporales, procesos de reestructuración permanentes, atención de proyectos para atender un inmueble histórico como este. Todo lo que necesitas saber para dirigir un museo, lo aprendí aquí en Querétaro; la necesidad de apertura, el ejercicio claro y transparente de los recursos, las mil complicaciones que tiene mantener un espacio cultural con el presupuesto que te asignan, que te obliga a ser creativo, a vincularte y buscar siempre maneras de que la vida cultural se sostenga, a pesar de las condiciones.  Me voy con el recuerdo de grandes amigos, mucho aprendizaje y muy agradecido con todos.

bft

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