“Las almas de los niños son las herederas de la memoria histórica de las generaciones anteriores”,

Hayao Miyasaki

La animación es parte de nuestras vidas, es innegable su relevancia en la cultura popular, siendo una herramienta preferida por muchos artistas y autores para narrar sus historias, llevar un mensaje a sus audiencias y quizás experimentar con algún proceso creativo.

Hay autores como Wes Anderson que lograron narrar grandes historias con su sello particular como Isla de Perros o Fantástico Señor Zorro, también existen autores especialistas en la animación como Henry Selick con obras como Coraline o Pesadilla antes de Navidad o el mismísimo Hayao Miyasaki, genio detrás de studio Ghibli. Ellos demuestran que una gran obra puede realizarse animada o con un elenco de carne y hueso y que el valor cinematográfico no viene de su técnica sino de su tratamiento.

Existen diversas formas de animación, están la animación por transparencias, stop motion, cut out, pixilación, clay motion, animación por rotoscopio, animación 3D, por mencionar algunos ejemplos. Todas estas técnicas logran diversos efectos en los espectadores y exigen diferentes niveles de producción, conocimiento y creatividad para la resolución de problemas y es justo este último punto uno de los más valiosos para vincular el proceso creativo de la animación con el sistema educativo del país.

Desde hace unos años, se implementaron diversos cambios en la estructura del sistema educativo, dándole un peso importante a temas como la salud emocional, desarrollo interpersonal, el trabajo en equipo y métodos de expresión individual para los estudiantes.

Es gracias a estos cambios que se brinda la oportunidad para añadir experiencias nuevas que pueden traer múltiples beneficios a los estudiantes y la animación como proyecto puede ser una de ellas.

Primeramente, para llevar a cabo un cortometraje animado es importante consumir animación.

El siguiente paso sería la enseñanza del proceso. Si bien existen carreras especializadas en técnicas de animación, en esencia es sencillo y atractivo para gente de todas las edades. Para aprender sobre el proceso creativo, existe una gran variedad de tutoriales en internet que aportan información útil para trabajar.

Se requiere de una cámara y una computadora con un programa de edición para obtener un resultado favorable. Esto puede conseguirse mediante un smarthphone, además existen aplicaciones gratuitas o de bajo costo que están diseñadas para realizar animaciones.

La calidad del resultado final puede variar dependiendo de los recursos, experiencia y conocimientos en el tema, sin embargo el objetivo no es obtener un resultado perfecto, sino una herramienta multifacética para todo aquél que se involucre.

El cine es una herramienta que nos permite llegar hasta lo más profundo de las almas humanas y la animación no es la excepción. Necesitamos gente más sensible con el prójimo, escuchar, aceptar, hacer propio un punto de vista ajeno con algunas de las necesidades de nuestra sociedad actual. Darles una herramienta como esta a las generaciones futuras es una oportunidad de que puedan afrontar y exteriorizar conflictos internos, emocionales o preocupaciones sociales tanto individualmente como en colectivo. La animación puede salvar vidas y puede acercarnos con cada día que pasa y con cada fotograma dibujado hacia a una sociedad mejor.

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