Uno de los personajes de la serie pictórica De crimen y sin castigo cobró vida, salió del cuadro y estuvo rondando por unos minutos en el Museo de Arte de Querétaro (MAQRO), con su elegante traje negro, pero con una máscara de cerdo.

Este breve espectáculo fue presentado por la propia creadora de la serie, Rocío Caballero, para dar cierre a la temporada de la exhibición de De crimen y sin castigo en Querétaro, que se inauguró a principios del mes de julio.

Esta acción escénica, explicó la pintora, representa la actitud de los hedonistas contemporáneos, la figura principal de su obra, “el concepto que tengo de ellos es que están enamorados de ellos mismos, son muy narcisos, entonces que venga uno de ellos a contemplarse, me encantó la idea”.

De crimen y sin castigo forma parte de la lección tres del Código gris, un proyecto más amplio que inició Rocío Caballero hace 10 años, y que congrega 50 lecciones visuales en donde los personajes, creados primero como príncipes, hombres con una gran belleza que finalmente revelaron en la pintura su propia identidad: la de unos seres perversos que no sienten culpa por sus fechorías.

La lección tres de este proyecto artístico habla de la “Obediencia ciega” en donde se exalta el fanatismo, el uso del poder y se explora la psicología del hombre contemporáneo, contraponiendo sus acciones con los personajes de la obra Crimen y castigo de Fiódor Mijailovich Dostoievski.

Hasta el momento, la artista ha creado 30 lecciones del Código Gris y seguirá trabajando sobre estos mismos hedonistas para completar las 50 lecciones. “Algún día los terminaré; además estos personajes son del día a día, de la sociedad y el mundo, se nutren las historias, hay mucha tela de donde cortar”.

También tiene contemplado llevar estas lecciones, divididas en cinco apartados, a una publicación, un libro en donde se verán en conjunto sus personajes, mostrándose tal cual son.

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