El mago Charlie juguetea con un fajo de cartas que con habilidad y destreza pasa de una mano a otra, para luego solicitar una moneda de 10 pesos y hacer repetidamente la ilusión óptica de cómo ésta sube una y otra vez, desafiando la ley de la gravedad. Finalmente toma un globo rosa, lo infla y enreda de mil maneras hasta crear un hermoso osito.

“La verdadera magia radica en la capacidad de asombro de los chiquitines. Nosotros hacemos efectos, los practicamos y creamos todo un performance de la mejor manera que podemos hacerlo, pero cuando logramos esa cara de asombro en un niño, eso es realmente despertar a la magia”, comparte el mago y continúa narrando que su estrategia para captar la atención de los pequeños, va más allá de un simple truco.

Modular la voz y moverse de un lado a otro, todo de una manera dinámica e imparable para lograr proyectar esa energía, que es poseída por los niños de manera exponencial.

“El niño se aburre, se para y se va, y adiós, ya lo perdiste, entonces hay que estar súper movido. Si hay algo dinámico y ágil, él prestará atención y una vez que la tienes, no hay que soltarlo, hay que ser rápido”, dice Charlie.

Pero esa es sólo una de las habilidades de este mago, quien además es especialista en comunicación por profesión y asegura que las máximas a desarrollar tanto en su show como en la vida diaria de los niños, es la autoestima y confianza en sí mismos, ya que aunque a veces le toca asistir a una fiesta en la que el festejado es tímido, él lo hace pasar enfrente sin que él mismo lo note, dotándolo de seguridad y haciéndole ver que nadie se va a burlar de él.

“Mi lema es magia con cariño y lo que nosotros hacemos es llegar a los corazones de los niños para generarles confianza y seguridad, y que eso se transforme en autoestima, me encanta y es lo que me mueve verdaderamente”, asegura Charlie.

La mejor manera de hacer su show, pero además de generar algo positivo es invitando a los asistentes a pasar al frente y hacer como que ellos mismos lograron el truco, y al lograrlo refuerza con frases como “Tú puedes”, “Eres extraordinario”, “Creo mucho en ti”, “Lo que te propongas, lo vas a conseguir”, ya que de esta manera se programa inconscientemente la mente de los pequeños para impulsarlos cada día.

Asimismo, Charlie asegura que la mejor manera de festejar este Día del niño es acercarse a los pequeños y preguntarles “¿Cómo estás? ¿Qué sientes? ¿Qué piensas?”, para de esta manera entablar una comunicación real, para concluir con un abrazo y hacerles saber que son amados con frases directas como “te quiero” o “te amo”, ya que asegura que como padre, muchas ocasiones se demuestra pero no se dice y al hacerlo, también se refuerza la autoestima de los pequeños.

Al preguntarle sobre cuáles son los trucos que más impactan a los niños, el mago destaca que los pequeños son más susceptibles a las formas y los colores, sin embargo, en general, lo más importante suele ser lo más sencillo.

“Tengo un truco de un oso que está en su casa, se llama Toby, va al árbol de la miel y desaparece de su casita de acrílico, luego aparece detrás del público, incluso las maestras no entienden cómo llegó ahí el oso y se sorprenden”, recuerda el mago.

Con más de tres décadas de experiencia en los andares de la magia, Charlie recuerda que su historia comenzó de manera casual al convertirse en asistente del mago Aramis, cuando trabajó por primera vez a los 12 años, y desde el primer día supo que esa era su pasión.

Teniendo como referencias al mago Fernando Keops y a David Copperfield comenzó a imitar trucos para prepararse y comprar los artilugios propios de este arte, que con el tiempo no sólo se ha convertido en su mayor pasión, sino que para él representa “la magia de la vida”, ya que asegura que esta se encuentra en dedicarse a lo que uno ama. “Todo lo demás llega por añadidura”, puntualiza.

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