A los 15 años y por casualidad, Rafael Malo se topó con el disco de un cantautor español, Luis Eduardo Aute, desconociendo por completo que esa casualidad marcaría la pauta de su desarrollo musical y profesional a futuro.

Rafael es un joven dedicado a la música y la composición, su más grande pasión. Por otro lado se desenvuelve en el mundo profesional en el área de Comunicación. Actualmente tiene dos discos grabados con temas de su autoría: A destiempo y Déjate llevar.

¿Cómo fue tu primer contacto con la música?

—Mis inicios en la música son desde muy temprana edad, ya que mis padres son músicos. Mi madre es pianista y mi padre canta y toca la guitarra, entonces siempre estuve rodeado de un ambiente musical. Por ejemplo, los hermanos de mi papá tienen un grupo en el que tocan los seis juntos.

¿Se podría decir que la música te apasionó desde que la escuchaste por primera vez?

—Sí, pues desde que nací he estado rodeado de músicos. En casa cuando tenía seis o siete años recuerdo que aprender a tocar el piano fue voluntariamente a fuerzas, por lo que fue a esa edad cuando tuve contacto con la música y desarrollé ese interés.

Y ya que el piano no era lo tuyo, ¿en qué momento llegó el gusto por la guitarra?

—Fue hasta los 15 años que por lo poco accesible que era traer un piano para todos lados me interesé por la guitarra. En casa de mi abuela materna había una guitarra que en ocasiones tocaba uno de mis primos, al decirle que quería aprender a tocar me enseñó los primeros acordes, tampoco fueron las clases profesionales (ríe). Después fue mi papá quien me enseño un poco más de técnica y acordes.

¿Entonces tu aprendizaje fue mucho más autodidacta?

—Sí, puedo decir que en su mayoría aprendí de forma autodidacta, pero eso no es todo a la par que empezaba con la guitarra, cayó a mis manos un disco del cantautor español, Luis Eduardo Aute, generando que me empezara a clavar en la onda de la trova y la canción de autor. Comencé a escuchar a Alejandro Delgadillo, Diego Filio y a involucrarme por completo en el mundo de la trova, haciendo covers y mis primeros “pininos” de cantautor.

¿A qué edad decidiste hacer formal tu pasión y dedicarte a la música?

—Fue a los 17 o 18 años que hice consiente el quererme dedicar a ser cantautor, de hecho desde antes de entrar a la carrera de Comunicación siempre la vi como una posibilidad de fusionarla con la música. Entonces, una vez que entré investigué la forma de fusionar pasión y proyecto profesional teniendo la sorpresa de que es muy amplia y es compatible en todo, desde el diseño, las letras, la producción, la publicidad, los medios, etc...

¿Cómo llegaste a la carrera correcta?

—Comencé a trabajar en el estudio de grabaciones de un tío que se llama “Malo producciones” y es justo en donde grabé mi segundo disco producido por Jesús Malo. Fue una experiencia muy gratificante, pues me incursionó en el tema de organización de eventos, es ahí cuando descubrí la carrera de Ciencias de la Comunicación

Un amigo me dice “¿Por qué no sacas dinero de la música?”. Y la verdad lo tomé en cuenta porque cuando estudiaba yo me pagaba la carrera, empecé de mesero y en call centers pero dicho y hecho me invitan a trabajar de músico en el Hotel Hidalgo y me encantó por lo que me quede ahí tocando por tres años, lo que me ayudó a pagar la carrera.

¿Antes de entrar a Comunicación, estudiaste música en alguna escuela?

—Antes de mi carrera estuve dos años en el Conservatorio de las Rosas en Morelia y antes de eso estudiaba de forma particular con mi madre. Cuando llegué al Conservatorio ya sabía un poco. Era una carrera de ocho años, yo estudiaba ópera pero no era para nada mi camino, yo no quería música clásica, creo que no le atiné a la escuela más bien yo necesitaba una de música contemporánea, pero en ese momento no sabía qué existían. Me salí más adelante del conservatorio para irme a España con un amigo percusionista, pero decidí después regresar a Querétaro, primero para poder ahorrar dinero y después irme de nuevo.

Una vez en Querétaro, ¿cómo fue el proceso de tu crecimiento profesional?

—Bueno pues formamos un grupo que se llama Ensamble Radio Acústico que de hecho aún lo tengo. Es específicamente para eventos en los que tocamos pop, boleros y rock, todo en un formato acústico, percusiones, bajo, guitarra y voces. Además saliendo de la carrera grabé mi primer disco EP A destiempo, con seis canciones, el cual produje junto con el cantautor Rafa Mejía.

¿Cómo se dio la oportunidad?

—Dicho EP contiene seis temas míos. Se dio la oportunidad porque yo tenía cierta colección de canciones, ya empezaba a tocar en algunos lugares en el centro, entonces me estaba volviendo un poco más conocido. Un día en una presentación me dicen: “Oye qué padres canciones, ¿no tienes un disco?” pero yo no lo tenía, y por casualidad un día tocando en un café pasa Rafa Mejía platicamos un rato y me dijo “Oye acabo de montar un estudio, si a estás listo cáele al estudio y yo te grabo”. Hice todo en una semana y grabamos el domingo, lo puedo definir como una experiencia muy grande y gratificante el poder grabar mis canciones.

¿Por qué el primer EP se llama A destiempo?

—Es el nombre de una de las canciones del disco, que de hecho esa misma se queda en el segundo, es una canción que habla mucho de lo que soy y lo que estoy haciendo. Gustó tanto que también la incluí en mi segundo disco.

¿Tienes proyectos a futuro?

—Claro, ahorita estoy armando la gira 2017 en la cual quiero tocar ciudades que visité el año pasado como León, San Luis, Aguascalientes, Salamanca, Celaya y Morelia, así como conocer ciudades como Puebla, Oaxaca, Guadalajara y a donde nos inviten.

¿Cómo ha sido la aceptación de la gente?

—En este camino de ser un artista independiente se debe tener paciencia y tolerancia a la frustración porque es un camino lento, pero el punto es ir cantando por todos lados y haciendo canciones que te ayuden a conectar con la gente. Poco a poco se ha ido dando esa finalidad, estoy contento de que las personas van recibiendo mejor mi trabajo.

¿Cómo comenzaste a componer?

—Fue de una manera muy natural, mi primer canción fue por un encargo, fue algo muy chistoso ya que en ese entonces un conocido me pidió una canción para una convención de vocaciones, y me dice “Oye por que no haces una canción que hable de las vocaciones religiosas para usarla como himno en el festival y dije va”. Comencé a escribir lo que más o menos sentía sobre el tema, después a musicalizarlo y ahora es un tema que se siguen usando.

¿Qué es lo que más te apasiona de componer?

—Me siento identificado con eso de aterrizar las ideas, de sentarte con una hoja en blanco. Hay canciones que no he podido terminar aún y otras más que en una sentada quedan. Sin duda todas me han marcado, no todas son autobiográficas pero sí muchas de ellas.

¿Una de las más importantes que hayas compuesto?

—Una canción importante es la que le da título al segundo disco que se llama “Déjate llevar”, ya que en ese momento tuve un tope en el que yo pensaba que la música era punto y aparte, que debía dedicarme a mi carrera y ya. Entonces surge esta canción que llegó como tabla salvavidas para recordarme y reafirmarme que estaba en el camino correcto, es una canción que valoro.

¿Qué quieres lograr con la música?

—Todos los que nos dedicamos al arte tratamos de llegar a la mayor cantidad de oídos posibles y que la gente escuche mis canciones, que se identifiquen y que relacionen el sentimiento que quiero dejar en las personas.

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