El Cementerio de la Chacarita es uno de los principales atractivos turísticos de Buenos Aires ante el peregrinar de fans del músico Gustavo Cerati y el cantante Carlos Gardel que acuden a dejarles flores y mensajes.

Los dos iconos argentinos que internacionalizaron su talento en épocas diferentes son los huéspedes más famosos del cementerio más grande de la capital argentina, y en el que conviven lujosos mausoleos con modestas tumbas en la tierra y un crematorio.

Con más de 140 años de existencia, este cementerio alberga a otros personajes destacados de la historia del país sudamericano, pero desde que Carlos Gardel, el cantante más importante en la historia del tango, fue enterrado aquí a fines de los años 30 después de morir en un accidente aéreo en Colombia, su tumba se convirtió en paso obligado para miles de fans del mundo.

El fervor por el artista queda en evidencia en la esquina de las calles 6 y 36 de La Chacarita, donde luce una escultura de Gardel sonriente, vestido de etiqueta; la popularidad de Gardel comenzó a ser disputada en este Cementerio en septiembre de 2014 por Gustavo Cerati, el líder de Soda Stéreo que también convoca a seguidores de América Latina y Europa.

El problema es que el cuerpo del músico, que falleció a los 55 años, después de haber permanecido cuatro años en coma, descansa en un nicho del Panteón de la Merced, sin espacio para construir un altar popular semejante al de Gardel, más que una foto del músico y una serigrafía.

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