De manera amateur y por cuenta propia, es como el nacido en Somoto, Nicaragua, Luis Enrique, empezó su trayectoria como músico de salsa.

Entre los siete y ocho años de edad, el intérprete de éxitos como “Yo no sé mañana” y “Lo que pasó entre tú y yo”, comenzó a tocar la batería, y fue a partir de los 11 que se dedicó a lo que verdaderamente quería, la percusión latina, con instrumentos tales como la tumbadora y el timbal.

La salsa llegó en los años 70 a Nicaragua debido a todo el movimiento que el grupo de música latina, los Fania All-Stars, hacía en Nueva York; pero era un género que no se escuchaba en muchas estaciones de radio nicaragüenses por ese entonces.

Sólo una de las primeras frecuencias moduladas en Managua transmitía salsa, y por ahí Luis Enrique se nutrió de esa música, además de que su papá escuchaba mucho ritmos cubanos y su mamá era una bailarina de salsa.

“Mi interés principal en aquel momento era aprender a tocar percusión. En Nicaragua carecíamos en aquel momento de maestros, así que todo lo hice muy autodidácticamente, escuchando discos. Al llegar a los Estados Unidos es que ya todo ese panorama se abre completo para mí y puedo tener contacto directo con otra gente que tocaba”, contó Luis Enrique en entrevista telefónica con EL UNIVERSAL.

Hoy por hoy es uno de los artistas de música tropical más importantes del mundo, conocido como El Príncipe de la Salsa, mote que le puso una amiga suya a principios de los 80, quien lo había visto crecer como intérprete: “A ella se le ocurrió el apodo, aunque yo no sentía que era necesario porque mi nombre ya es demasiado largo, pero la gente lo aceptó y, viniendo de ellos, lo adopto con cariño y respeto”.

Luis se encuentra promocionando su nuevo disco de estudio, Jukebox: Primera Edición.

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