Nadie juzgaría a un amigo por pasar horas y felices horas en el gimnasio, comer sólo productos orgánicos o vestir las prendas en boga. Sin embargo, hay ciertas conductas que pueden afectar profundamente nuestras vidas, aunque en apariencia no resulten dañinas. Lo cierto es que podrían ser causa y consecuencia de graves afecciones psicológicas que devienen depresión o, ¡toco madera!, algo peor. Entérate de cuáles son estos tópicos que, a la larga, dejan de ser “vicios bien”.

Compro, luego existo

Llamado Síndrome de Compras Compulsivas u oniomanía, es un padecimiento   en el que los individuos son incapaces de controlar los impulsos que los llevan a realizar compras sin sentido. Para el doctor en Psicología,  Juan Moisés de la Serna, las personas más vulnerables a padecer esta enfermedad son las mujeres jóvenes con alto poder adquisitivo. Esto concuerda con los estudios de la firma estadounidense PNC Financial Services Group Inc., que indican que los usuarios de tarjetas de crédito entre los 21 y 30 años de edad son quienes  presentan mayor endeudamiento a nivel mundial. En países en vías de desarrollo, como México, el saldo promedio de endeudamiento en las tarjetas de crédito es de 12 mil dólares. Aunque ella no era tan joven, se dijo que la diseñadora de moda L’Wren Scott, ex novia de Mick Jagger, había decidido quitarse la vida porque sus deudas habían llegado al millón de euros, una cantidad que no podía cubrir. Victoria Beckham se ha declarado adicta a las compras, y en la actualidad recibe apoyo profesional.

¿Mi religión? ¡Las pesas!

La vigorexia es un trastorno  en el que los individuos tienen una imagen distorsionada de sí mismos, por lo que suelen incrementar sus sesiones de entrenamiento y dieta para aumentar el nivel de masa muscular. Esta enfermedad es contraria a la anorexia, pues los afectados  se perciben  demasiado delgados o débiles, así que incluyen en su régimen alimenticio proteínas y carbohidratos de manera excesiva, además de que pueden llegar a abusar de los esteroides. Las consecuencias son daños  en el sistema nervioso central, a nivel hormonal y lesiones en los músculos y las articulaciones . Aunque esta obsesión por mantenerse bellos y fuertes afecta principalmente a hombres entre los 20 y 35 años de  edad, nadie se salva, y un ejemplo de esta enfermedad, también conocida  como “Complejo de Adonis”, podría ser Marc Jacobs, quien a sus 52 años se niega a envejecer y dedica varias horas al gimnasio para mantener un cuerpo de treintañero. Madonna, “La Reina del Pop”, podría ser otra adicta al ejercicio.

El diablo come en McDonald’s
La ortorexia es la obsesión por comer alimentos única y exclusivamente saludables, de preferencia con certificación de origen orgánico, los cuales deben ser 100 por ciento puros y de la más alta calidad. Las personas que padecen esta enfermedad se preocupan de manera constante por los ingredientes, la cantidad y las razones por las cuales van a consumir tal o cual alimento. Estos individuos no podrían ver una hamburguesa ni en pintura, ya que siguen una dieta realmente rigurosa y planificada  día con día. Su autoestima y  pensamientos giran por completo (o al menos en gran medida) en torno a  la comida, al grado de que pueden aislarse y perder a sus amistades, pues consideran que sus conocimientos alimenticios son infinitamente superiores. Los ortoréxicos extravían la capacidad de comer intuitivamente y  es complicado que vuelvan aprender a alimentarse de forma natural, pues pierden la noción de saber cuándo tienen hambre, las raciones que su cuerpo necesita y en qué momento están o no satisfechos. La supermodel Naomi Campbell, por ejemplo, ha excluido de su régimen muchísimos alimentos, y su principal ingesta consta de una bebida preparada con agua mineral, jarabe de savia de arce, canela, jugo de limón y pimienta de Cayena.

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