San Miguel de Allende.— Antes que en México, cines de Estados Unidos y Australia verán en corrida la película nacional Sopladora de hojas, cuya historia se desarrolla un 90% en un jardín de la Ciudad de México.

La tierra del canguro la verá en varias ciudades a partir del mes próximo, mientras que el de las barras y las estrellas estaría comenzando en breve, por lugares que están confirmándose todavía.

Ambas responsabilidades son coordinadas por los mismos organizadores del festival Hola México, quienes vieron buena respuesta del público y decidieron empujarla para que otras nacionales las vean.

La película Sopladora de hojas, comedia con un elenco juvenil prácticamente desconocido en el cine, cuenta la historia de tres amigos pos adolescentes, uno de los cuales pierde las llaves del auto de su novia sobre un montón de hojas y pasan una tarde buscándolas, incluyendo la participación de un policía y una chica a la que desean.

“Se va ampliando la visibilidad de la película, me interesa mucho que le llegue a la gente y así lo va haciendo”, dice Alejandro Iglesias Mendizábal, realizador del filme.

Quien habla es egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y en 2013 fue nominado al Cinefondation Award de Cannes, por el cortometraje Contrafábula de una niña disecada, un relato fantástico en el cual un árbol crece dentro de la protagonista.

Sopladora de hojas es su ópera prima, compitiendo en este momento en el Guanajuato International Film Festival (GIFF) que arrancó el viernes y donde se mide a, entre otras, a la histórica Epitafio, el drama La caridad con Jaime Garza, y la multiganadora Maquinaria Panamericana.

Se rodó en un jardín de la zona de Taxqueña, en el sur de la capital mexicana durante cinco semanas. Daniel Giménez Cacho (Arráncame la vida) tiene una participación especial como un ropavejero.

“Un día estaba viendo la barba crecida de Daniel, cómo la llevaba en ese momento, y dije: ‘es él, sin duda’; los productores llevaban una relación con él y logró subirse a bordo”, cuenta Iglesias Mendizábal.

La cinta llegaría a salas nacionales en 2017 vía Cacerola, la propia empresa productora.

“Buscamos otras opciones de distribución y básicamente ofrecían lo mismo que el esquema que estamos planteando, más bien nos unimos con un equipo de trabajo y que pueda internamente tener un mejor control del estreno; puede ser un buen camino experimentarlo, probarlo y si no sale, ni modo, pero hay que intentarlo”, expone.

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