El amor de Piri Urquiza por coleccionar nacimientos nació gracias a su abuela Ana, ya que cuando ella era pequeña recuerda que se reunían en familia, con todos sus hermanos y primos, y colocaban cada uno de los borreguitos de porcelana cerca del pesebre.

El tener el honor de poner esta pieza tenía mucho significado para cada uno de los integrantes de su familia, pues, antes de la llegada del 24 de diciembre, si se habían portado bien iban acercando el borreguito al niño Jesús.

Piri ahora comparte esta tradición con sus hijos Gerardo, Ana Mari y Paloma, en su residencia que habita desde hace 12 años en Querétaro, en donde actualmente tiene una colección de más de 120 nacimientos de varios estilos y colores.

Recuerda que su mamá, Pita Fernández de Urquiza, le regaló el primero de la colección hace 25 años, para la primera Navidad que pasó como casada. Las piezas son de cerámica queretana, la cuales ya no se fabrican.

Poco a poco, ha incrementado el número de piezas de la colección, sus hermanos Agustín, Julián, Alejandra y Ana María, así como amistades como Lupina Calzada, Lourdes Sinecio, Mari Tejeda y Martha Susana, entre otras, le han regalado de diferentes partes del mundo, con tamaños y texturas variadas.

“Lo más bonito es que la gente me ha obsequiado los nacimientos y se acuerdan de mí en sus diferentes viajes, sobre todo que sea con tanto cariño”, dijo Piri Urquiza.

Algunas de estas piezas las han traído de países como Praga, Israel, Argentina, Costa Rica y de rincones de la República Mexicana como Guadalajara, Oaxaca y Yucatán.

“Sabes que me encanta invitar a mis amigos a mi casa, que siempre esté llena y ellos se sientan como en casa y contentos, además que puedan disfrutar de ver mis nacimientos”, concluyó la coleccionista.

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