Antes de comenzar a cocinar Olivier y Matthieu se pusieron una filipina, lavaron las manos, se acomodaron su gorro de cocineros y preguntaron: ¿dónde es mi lugar?, ¿qué me toca hacer? Y es que para ellos las artes culinarias al lado de su mamá, la chef Alexandra Rendón, es una actividad recurrente y cada platillo puede convertirse en una aventura.

"El primer plato que preparé fue gelatina de fresa, la hice cuando tenía 5 ó 6 años”, comenta Olivier, de 10 años, “me gusta ayudar a hacer los postres, a veces mezclo la masa o corto las frutas, las crepas y los macarrones son mis platillos favoritos", agrega.

Matthieu, de siete años, durante su primera participación en la cocina preparó crepas. "Me gusta este postre, he preparado el que lleva azúcar, a mí me toca mezclar los ingredientes, ahora mi favorito es el espagueti a la boloñesa y los escargots", platica Alexandra.

Cabe agregar que ambos pequeños traen el talento en las venas, pues también son hijos del chef Olivier Lombard (q.e.p.d.), quien fue discípulo de Paul Bocuse, padre de la Nouvell Cuisine, fundador del Vatel Club México y una gran carrera dentro de la gastronomía mundial.

Manos a la obra

Amasar, combinar, cortar masa, rellenar, decorar y muchas otras cosas pudieron hacer en la cocina mientras Alexandra los dirigía orgullosa.

“No pueden participar en todo, ni todo el tiempo, pero es importante integrarlos de vez en cuando, sobre todo dejarlos tocar y probar en crudo los alimentos”, explica la orgullosa mamá.

Y es que oler, tocar y mancharse la ropa es parte de la diversión. Una de las recomendaciones de la experta es dejar que experimenten, si derraman algo o se ensucian no pasa nada. Además, dentro de la cocina pueden aprender a planificar, a medir y pesar los ingredientes, a cuidarse porque debe haber medidas de seguridad y a compartir un momento con la familia.

“Una dieta equilibrada, con recetas sencillas, levanta el ánimo; y permite que los niños disfruten y aprendan habilidades, además con esto se les dedica tiempo de calidad”, afirma.

Mientras realizan sus actividades y prueban todo lo que pueden, los pequeños platican lo que se les va ocurriendo. Por ejemplo, Olivier recuerda que “para hacer las crepas necesitas huevos, harina, leche, azúcar, una pizca de sal y ralladura de naranja”.

Deliciosas sorpresas

Para este día especial, los pequeños junto con la chef Alexandra van a preparar jitomates rellenos de pasta, brochetas de pollo, paletas de espinacas y, de postre, galletas de chocolate.

"Este menú esta integrado con ingredientes que les gustan a mis hijos, pero hay que agregarle algo extra, por ejemplo, las paletas son un pay, que por la presentación llama más la atención de los niños”, explica la chef Alexandra.

“Las brochetas les gustan mucho, aunque sea el mismo pollo que se van a comer en el día, si lo insertas en un palito, siempre es mucho más fácil que los coman sin que metan las manos, además le puedes poner ajonjolí o una salsa que no sea cátsup, para que sea mucho más divertido o llamativo y evitar, en esta ocasión, los cubiertos”, agrega la experta culinaria.

Para la chef la comida divertida no necesariamente tiene que tener caritas sonrientes, sino diferentes colores y texturas. “Además debe ser nutritiva, eso implica que coman de todo: carne, pescado, pollo, verduras, frutas, lácteos, etcétera, no hay que tener miedo a darles cosas nuevas, hasta un brócoli con limón y sal es bueno, se los puedes dar de botana en la tarde cuando tienen hambre en lugar de papas fritas”, recomienda.

Consejos de una experta

Uno de sus consejos para que los niños coman de todo desde pequeños es que les den la comida bien condimentada desde el principio.

"Desde las papillas debe haber condimentos, no porque son bebés no le voy a poner ajo y cebolla; desde ahí les vas formando buen gusto a los infantes. Así le hice con Olivier y Matthieu y hoy no tengo problema para que prueben o coman lo que sea: mole, caracoles, algo muy especiado o lo que sea.

“Después de probar me pueden decir que no les gustó y está perfecto, pero normalmente si está bien condimentado o bien sazonado, les agrada, además antes de comer no hay que darles nada de dulces, que lleguen con un hambre feroz para que todo lo que prueben les guste", agrega.

Otro consejo es predicar con el ejemplo, pues "hay papás a los que no les gusta la cebolla o el jitomate y quieren que los hijos sí se lo coman, cuando ellos mismos lo hacen a un lado, un buen aliciente para que degusten todo es un rico postre, es como el premio al final de la comida”.

No obstante, Alexandra nunca ha tenido problemas para que sus hijos coman, platica que una de las noticias más felices fue cuando el pediatra autorizó que podían degustar de todo.

"Ahí comenzaron a vivir porque comer es uno de los grandes placeres de la vida, es un encuentro familiar y entre amigos, y puede crear un momento divertido para los niños", concluye.

Aunque se divierten cocinando y tienen una importante herencia familiar, Matthieu no quiere ser chef, “cuando sea grande quiero ser cantante”; mientras que Olivier prefiere ser director de películas de terror. Por lo pronto, siguen disfrutando de las delicias de la cocina.

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