Reseña de sabores

Una pizza recién salida del horno, humeante, con queso mozzarella derritiéndose y ese gusto lácteo mezclado con la exquisita acidez de frescas rebanadas de jitomate horneadas, la perfumada presencia de hojas de albahaca y orégano, y la dulzura del ajo rostizado, que al encuentro con la masa crujiente de reconfortante gusto a trigo, me hizo olvidar un día lleno de actividades y estrés.

La lonchería Olivia está ubicada en la terraza exterior del Hotele Brick en la colonia Roma, cuyo diseño interior contemporáneo enaltece la exquisita construcción de principios del Siglo XX, haciendo que pasado y presente se fusionen con un encanto particular, transformando este lugar en uno de los más cool de la ciudad de México.

Como todo amante del arte de la mesa, disfrutó una comida en compañía, más cuando mis cómplices de correrías gastronómicas cuentan con esa sensibilidad indispensable para disfrutar una sencilla ensalada confeccionada con ingredientes frescos, como la exquisita Nicoise que al estar preparada con dominio, transforma una simple ocasión en un momento innolvidable.

Acentuando el gusto herbáceo de refrescantes hojas de lechuga al mezclarse con rebanadas de atún sellado, cuyo reconfortante gusto marino al fusionarse con el acento almidonado de papas de cambray cocidas, la dulzura de julianas de zanahoria en contraste con el delicado amargor de ejotes cocidos, el picante de finas rebanadas de cebolla morada con la sutil acidez de jitomates cherry y agradables destellos de huevo duro rociados con vinagreta de limón, da como resultado una gratificante experiencia.

La historia de esta casona contruida en 1900 por el entonces presidente del Banco de Londres y México en la distinguida colonia Roma, cuenta con tabiques traídos ex profeso de Inglaterra; después de la Revolución la mansión se convirtió en refugio de las amantes del General Obregón y posteriormente cuentan las “malas lenguas” en una casa de citas regenteada por Olivia, de donde toma su nombre esta lonchería contempóranea.

Y en esta ocasión se convirtió en refugio para saciar el apetito surgido después de un intenso día de trabajo, donde el tráfico supera y los horarios se traslapan, teniendo oportunidad de comer después de la seis de la tarde, vislumbrando un espacio casual con un menú desenfadado y apetitoso.

Olivia no será el mejor lugar de la Roma, pero sí un espacio donde compartir unas papas a la francesa con trufa, confeccionadas con parmesano y acompañadas con cátsup al chipotle y bernesa, que resultan una agradable sorpresa con esa potencia conferida por el aceite de hongo y la madurez del queso en contraste con la acidez de una salsa y el picante dulzor de la otra, esta última ideal para quienes prefieren el aditamento tradicional para acompañarlas.

Una copa de vino como complemento para resaltar sabores de interesante creación, que transforman platos convencionales en una agradable aventura para el paladar, haciéndonos disfrutar una agitada tarde-noche entre semana, en una de las colonias más vivas de la gran metrópoli.

Si un día se encuentra en el tráfico de la gran ciudad por este agradable barrio y desea disfrutar de un espacio moderno con una cocina sin pretenciones, un toque diferente con una propuesta renovada del concepto tradicional de una lonchería, Olivia puede ser la opción.

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