Víctor Solorio ha encontrado en la novela negra la fórmula perfecta para amansar demonios, cosa que en la vida real no es imposible, aunque siempre la vida real termina superando a la ficción, dice el joven narrador.

Víctor Emiliano Solorio Reyes es originario de Morelia, Michoacán, estudió Diseño Gráfico y llegó a la creación literaria atraído por la ciencia ficción, específicamente por el cyberpunk. En 2014 recibió el Premio Nacional de Novela Negra “Una vuelta de tuerca” por Artillería Nocaut, obra que narra la historia de un boxeador que se dedica a investigar el asesinato de un amigo.

En 2015 se publicó el libro y, tras presentarse en varias regiones de México, finalmente llegó a Querétaro, estado que promueve la convocatoria del Premio Nacional de Novela Negra “Una vuelta de tuerca”. A través de la Librería Cultural del Centro se realizó la presentación de Artillería Nocaut, en Galería Libertad y Centro de Arte Bernardo Quintana.

¿Qué pasó después de recibir el Premio de Novela Negra?

—Dio un vuelco, cambió total y completamente para bien. A la novela le ha ido bien en críticas y bueno después de eso hemos seguido produciendo, estoy escribiendo unos cuentos y una nueva novela. Realmente el premio fue el incentivo que se requería.

En el 2014 platicabas que la realidad ha rebasado a la ficción, ¿hoy qué piensas?

—Sigo convencido de ello, la realidad rebasa cualquier ficción y no solamente en este ámbito, no solamente en este género, incluso en las profundidades del alma humana, muchas veces los narradores eso es lo que estamos buscando, también los poetas obviamente, y nos rebasa la misma realidad. Y qué valor tiene el asunto de escribir esto, a dos años de diferencia, a dos años de perspectiva, me parece que sí tiene su lugar, mucho por comentarios que he oído de gente que ha leído la novela y que dicen sí, así estábamos viviendo, así se sentía, lograste captar esa atmósfera y yo creo que a lo mejor no era la intención hacer una instantánea o una fotografía de aquel entonces, pero se está logrando, va a quedar para la posteridad de cómo ocurrió aquello o cómo se vivía en Michoacán en ese entonces.

¿Y es necesario seguir escribiendo sobre este género?

—Sí, por supuesto. En aquel entonces y hasta ahora estoy plenamente convencido que es una manera de amansar demonios, a lo mejor no de llegar a la epifanía, pero sí es una manera de amansar cosas que en la realidad no podemos amansar, esa es una de las razones por las que hacemos arte y, bueno, la literatura tiene mucho que ver con ello.

¿Los cuentos que ahora estás escribiendo y la novela, van sobre el mismo género?

—No, los cuentos son cuentos de terror. La novela es otra cosa muy experimental que tiene que ver con el apocalipsis, pero yo creo que temáticamente van sobre lo mismo, sobre las pulsiones más bajas del humano, de la gente, el terror, por ejemplo, me está dando chance de hablar o de hacer una alegoría en torno a la violencia, hablar de la violencia, pero de todo tipo de violencia, incluso sexual, anímica, y los estoy disfrazando, los estoy vistiendo con cosas de terror, porque para mí yo creo que eso es uno de los miedos más grandes estos tipos de violencia y la violencia en la que incluso cometemos o incurrimos sin darnos cuenta, para eso me está sirviendo.

¿Qué tantos lectores hay del género, sí están buscando específicamente novela negra?

—Sí, yo creo que es un género que está muy vivo, que está muy sano en México y en el mundo. Hay grandes autores mexicanos: Francisco Haghenbeck, Bernardo Fernández (BEF), Paco Ignacio Taibo II, Élmer Mendoza, realmente hay lectores de lo que se produce, no sé por qué sea, un amigo tiene una teoría con respecto a eso: que es un sigo de los tiempos. Tenemos desde los años cuarenta hasta ahora y continua este género, no sé para dónde vaya ir, pero seguramente como antes era la novela de caballería yo creo que este es un símbolo de nuestros tiempos, la violencia urbana.

¿Tus preocupaciones como escritor?

—Como narrador lo que más me interesa es envolver al lector, atraparlo, contar una buena historia, si en el camino alcanzó a introducir algo de mi propia experiencia, mi propio oído excelente, lo primero es un compromiso con el lector y que quien lo lea disfrute y si se queda con algo mejor todavía.

¿Sigues en el diseño gráfico?

—Sí, sigo siendo diseñador gráfico, lastimeramente no se puede vivir de escritor acá en México, creo que son muy pocos los que pueden lograr eso.

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