Con El Violín Mágico y con Son de Abajo, Diego Ugalde de Haene y Fernando Jiménez han tenido muchas alegrías, han sido invitados a mítines, manifestaciones y eventos culturales, pero también se han enfrentado a la censura.

En Querétaro, durante el sexenio de José Calzada, los llevaron al evento  Juventud con actitud, organizado por el entonces Instituto de la Juventud a nivel estatal, “nos invitan a tocar,  nos subimos y empezamos  a versar, enseguida alguien pasa atrás del escenario a decirnos que dejemos de versar sobre el gobernador y presidente municipal, y como nosotros seguimos nos desconectaron el sonido, nosotros seguimos sin sonido y nos ponen música encima de la voz hasta que nos bajan, en un  acto de total censura”.

En Cuba también los quisieron censurar por hablar de los desaparecidos  de Ayotzinapan y otros temas políticos.  “Por qué no mejor hablas de cosas bonitas, esa es discusión que hubo en Cuba, por qué no le versas a la luna y la guajira, habla de lo bonito que está todo, el corazón  y la pasión, me decían. Y sí es importante hablar del amor pero tenemos necesidad de hablar de otras cosas, necesitamos espacios para dar a conocer qué nos está doliendo, y no es normal que nos censuren, es ilegal y es completamente antidemocrático”.

Son de Abajo también se caracteriza por defender  espacios de libertad, “por eso este premio es importante para mí y para todo el grupo, porque de alguna forma valida que no sólo estamos hablando de lo que creemos y de lo que es necesario hablar, sino que lo estamos haciendo con cierta calidad, si  tres poetas de este país nos están reconociendo con un premio, quiere decir que hablar de política no está peleado con la calidad poética”, dice Diego.

Desde Amealco. Actualmente, Ugalde vive en Amealco, y en el dictamen del Premio de Poesía Huasteca lo anuncian como originario de ese municipio. Diego llegó a este lugar con su Compañía Banyan de Marionetas.

Banyan es la única compañía de títeres en Amealco, y a principios del 2016 concedieron a Diego un espacio en la Casa de Cultura municipal para construir sus marionetas, a cambio él ofreció  talleres de títeres para niños y jóvenes.

En la plaza principal del pueblo se realizó una tala de árboles que originó el descontento de jóvenes, principalmente, quienes crearon el  movimiento Árbol Vivo, al cual se unió Diego.

“Eso le dolió mucho al municipio porque nunca había tenido un movimiento en contra, y de ahí me llamaron a la oficina y me dijeron que mantuviera un perfil bajo porque si no me iban a quitar el espacio que me habían dado en la Casa de la Cultura”. Hoy Diego ya no cuenta con ese espacio, pero la compañía sigue, y lo que ahora más le preocupa es versar de su pueblo.

“Vivo en Amealco desde hace tres años, ahí nació mi hija, ahí trabajo y cuido esa tierra, entonces sí soy oriundo de Amealco, y a mí entender es el primer premio de poesía que se  le da a un  poeta amealcense, habría que ver los archivos para decir que también es importante para Amealco; y estando ahí, tan cerca de los campesinos, de las raíces indígenas, de la naturaleza, pues una de mis preocupaciones es el estado de la  naturaleza, el estado en el que está nuestro campo, la situación de nuestros indígenas, nuestras raíces, y de eso quiero seguir versando”.

Diego trabaja en una obra sobre los indios  Lakota (Sioux) de EU; en otra abordará el tema del suicidio infantil ligado a una historia de opresión y vendrá una pieza nueva del Querreque, personaje de El Violín Mágico, para hablar sobre los problemas ecológicos.

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