El olor del spray para cabello inunda el escenario. Los peinados pomosos y las faldas amponas se mueven ilumiandos entre corazones y colores.

Entonces aparece Tracy en el escenario para demostrar que su físico robusto no es ningún impedimiento para salir en la televisión, volverse famosa y hasta lograr un beso del chico más popular de la escuela y de paso poner celosa a una que otra chica.

Con coreografías pegajosas, es que el musical Hairspray contagia al público no sólo con el ritmo de baile, sino también con la reflexión de que la discriminación no es algo positivo y que ella no es impedimiento para cumplir con los sueños.

Dirigida por Anahí Allué, la obra es protagonizada por Brenda García, Esmerlada Soto, Moisés Luju, Pepe Valdés, Israel Menchaca, Memo Anaya, Rubén Branco y Fer Monroy, entre otros, quienes son integrantes de la companía que presenta Hairspray los domingos en el teatro Silvia Pinal.

La puesta en escena cuenta no sólo con canciones que marcaron la década de los 60, también tiene un buen juego de luces y sin tener una gran escenografía, los bailes y la historia conmueven al público.

Y es que no sólo se trata de la discriminación por raza, también el bullying que prevalece dentro del ambiente de los adolescentes.

La historia cuenta la vida de Tracy Turnblad quien tiene un sueño: bailar en el programa de televisión de Corny Collins y una vez conseguido usará su recién adquirida influencia para generar un verdadero cambio en el Baltimore de 1962.

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