Señora deje de ver la telenovela, quítese el delantal y los tubos de la cabeza, y vaya al teatro, en el Corral de Comedias de Paco Rabell están dando una obra que vale la pena ver: “Amigos hasta la muerte”.

Señor, olvídese de los amigotes y saque a pasear a la dueña de sus quincenas. Deje de quejarse de la mala vida y de que en la Plaza de los Fundadores y en La Cruz se gastaron tanto dinero sólo para poner una fuente donde los niños se la pasan bañándose todo el día.

Señorita, haga que su novio la lleve a ver “Amigos hasta la muerte” y no sólo la quiera llevar a lo oscurito. Y si no tiene para la entrada, mejor búsquese otro.

Joven queretano, promesa de papá y mamá, despabílese que no todo en la vida es antro, fútbol y Gallos Blancos.

Todos los presentes, por favor, presten atención, háganse un favor y vaya a ver una obra que habla de amor, pero no de ese amor simple, banal y “telenovelero”.

De entrada, la historia tiene todo lo necesario para hacerlo reír, pero también para hacerlo llorar.

El chiste de toda la obra está en cómo termina esta historia de tres personajes, enredados en una serie de mentiras, medias verdades y verdades completas.

Actúa en este montaje Andrea Ornelas, una actriz con un carisma y un “ángel”, de tamaño natural, como los Juditas que cargan los jóvenes de barrio para pedir “una ayudadita para la misa”.

Pues bien, imagínese usted, lector, que no es lector, si uno el personaje de la obra, y llega su mujer, bella como Andrea Ornelas, y le declara, a boca jarro, que lo ha engañado.

El drama explota, se avientan injurias, varios “no puede ser” y una que otra grosería no apta para niños, ni acólitos del convento de la Santa Cruz.

Espere, no se vaya con la finta, que el drama apenas comienza.

Imagínese entonces que la mujer, que además de ser bella es sexy, le dice que el “imperfecto” que la sedujo y la llevó a la cama ajena, es su mejor amigo.

¡Chanclitas! ¡Rayos y centellas! ¿Qué hacer?

Espere lector, que todavía no acaba el primer acto.

Sucede que su carnal, el camarada de parrandas, el bro de la escuela, el mismo que le puso los cuernos, se va a morir pronto y él no lo sabe.

Más ¡Chanclitas!, y más ¡rayos y centellas!

Así empieza la puesta en escena “Amigos hasta la muerte” y ni se imagina cómo termina.

“Amigos hasta la muerte”, original de Javier Veiga, se presenta en el Corral de Comedias, con la dirección de Diego Rabell.

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