El 1 enero de 1997, cuando vivía en Nueva York, Diego Marquina documentó en fotos instantáneas los cambios de emociones que empezó a sentir al enterarse que iba ser padre por primera vez.

Transición permanente, autorretratos hacia la paternidad es el nombre de este proyecto de 395 imágenes que se exhiben en el Museo de la Ciudad de Querétaro.

Durante 13 meses, Diego capturó día a día con una Polaroid SX70, “una imagen representativa de lo que sentía, fuera lo que fuera, si era algo cotidiano como pudiera ser un dolor de panza o de ahí hacer reflexiones sobre el punto de vista filosófico: ¿Quién soy? ¿Quién va ha ser esta persona que viene a mi vida? ¿Por qué la quiero si nunca la he visto?”.

Diego pensó que lo que experimentaba no ocurrían en otros hombres, pero “luego aprendí que nos pasa a todos los papás, pero nadie habla de esto por miedo”.

La exposición habla de la paternidad, pero también de la construcción de la identidad, de la familia, el amor, la angustia y la maravilla que genera el tener un bebé.

El proyecto concluyó en 1998, después de 13 meses, “cuando la volatilidad emocional se estabilizó, trataba de documentar un período de nuestra vida muy dramático, subes y bajas, hasta que un día dije ya no me siento así”.

De forma parcial Transición permanente se expuso en Nueva York y Japón, y la serie completa se exhibe por primera vez en México.

A pesar de que el proyecto tiene más de 15 años “el lenguaje sigue siendo muy actual, yo creo que cualquier persona que ha pasado por el proceso se puede identificar, porque aunque yo era el sujeto al que le estaba pasando todo, eso se traduce en algo universal”.

Originario de la ciudad de México, Diego Marquina estudió la carrera en comunicaciones en la Universidad Nuevo Mundo y se especializó en fotografía en el International Center of Photography de Nueva York. Ha trabajado en México y en Estados Unidos, el tema recurrente de su obra es la construcción de identidades.

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