Fueron dos horas de concierto de Intocable en la Plaza de Toros Santa María de Querétaro y no fue suficiente. La agrupación de música de banda se despidió una, dos veces, y nada que los dejaban ir. “¡Otra! ¡Otra! ¡Otra!”. El respetable, que en estos casos nunca se comporta como tal, los reclamó en el escenario sin tregua ni descanso.

Querían esas canciones que hacen llorar al más valiente, aquellas donde se le pide a la bien amada que regrese, que no se vaya, porque le van a dar todo lo que prometieron, hasta el aguinaldo. “Parece que no pero las penas matan/parece que no pero las penas acaban/parece que no pero estoy llorando” (“Parece que no”).

Esas canciones que a ellas les recuerdan al hombre con el que sueñan y que no siempre es con el que viven.

Se trata de temas que llevan a algunas mujeres a otros romances ya perdidos, nunca olvidados, porque para ellas, “lo que no fue en su año, no fue su daño”.

Fue Bobby Pulido el encargado de abrir el concierto en la Plaza Santa María. El cantante inauguró ese escenario lleno de luces en medio del coso queretano, como si se tratara de un altar multicolor, monumento a la música campirana que las hace suspirar.

Dos décadas en los escenarios. Intocable se encuentra en la gira por sus 20 años de trayectoria con el disco XX Aniversario en vivo, disponible en tiendas a partir del enero de este año. Han sido dos décadas de incansable carrera, incendiando palenques y escenarios.

El grupo ha sido reconocido con dos premios Grammy Latino por Música regional mexicana y se conforma, actualmente, por Ricardo Javier Muñoz en la voz, René Orlando Martínez en la batería, Sergio Serna en las percusiones, Johnny Lee en el bajo, Félix Salgado en el bajo y José Juan Hernández en los ritmos.

El día de ayer, la popular agrupación se presentó en Sabinas Coahuila, también lo harán en Mexicali, Hermosillo, Monterrey, Chetumal, Mérida. Regresarán al Bajío el 9 de mayo, cuando se presenten en León, Guanajuato, para luego volar a Estados Unidos, donde ofrecerán varios conciertos.

En la Plaza Santa María, los de Zapata, Texas, fueron recibidos con todas las de la ley: sombreritos de ala ancha, pisto en mano, chamarra de piel, jeans pegado al cuerpo; ellos bota vaquera, ellas tacón coqueto. Pura onda agropecuaria.

Finalmente y luego de tanto esperar, llegó el momento largamente esperado, cuando los integrantes de Intocable se lucieron con ese tema de temas de loncherías, himno de cantina y pulcata.

Canciones para esas ingratas que no se conforman con mucho ni con poco. “Qué mas quieres de mí, si ya todo te di, te dí mi cariño, mi confianza, te di mi calor, que más quieres de mí, mi vida te la di, por tan solo un minuto, por tan sólo un poquito de tu gran pasión, y todo para qué…” (“Y todo para qué”)

O Aquel otro poema del arrepentido, esas canciones que duelen de a de’veras.

“El tiempo se mue fue, buscando libertad, y cuando regrese no estabas, el sol se me escondió, contigo se marchó, me muero de dolor y ganas, ganas de amarte, y ganas de recuperar el tiempo que he perdido, sólo me encuentro arrepentido, culpable, culpable soy…”

Intocable, tú muy bien en Querétaro, impecable en la Plaza de Toros Santa María.

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