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SAN JUAN DEL RÍO, Qro.— Su nombre es Restituto Rodríguez, su afición son las novelas policiacas y su pasión es pintar. Desde niño le gustaba dibujar y aprendió a pintar así: “Nada más de ojo”.

Nació en San Juan del Río (SJR) el 5 de julio de 1931, en donde aún radica. Es el decano de los pintores queretanos, y a sus 83 años es un pintor muy activo, ocupado siempre en buscar nuevos estilos, pero sin perder su espíritu surrealista.

Concedió una entrevista a EL UNIVERSAL Querétaro, que se convirtió en una amena plática, con el buen humor y amabilidad del pintor, y para dar esta entrevista irrumpió el bosquejo de un nuevo retrato que “pinta sin ver”, porque mientras sostiene la mirada en el modelo, su mano delinea la figura en el lienzo.

Con este estilo planea una serie de 20 retratos, que espera exhibir en 2015 en un lugar público de San Juan del Río, para que la gente que transite por la calle, se encuentre con su obra, como por sorpresa.

Para cerrar 2014, el pintor tendrá dos exposiciones a principios de diciembre en Querétaro, una en Código Áureo, donde diferentes cuadros estarán disponibles a la venta, y una más para celebrar la publicación del libro Restituto Rodríguez. Surrealista, obra editada por Código Áureo, bajo el cuidado de la escritora y promotora cultural Araceli Ardón, y con el apoyo del Gobierno del Estado de Querétaro, el municipio de San Juan del Río, y el senador Enrique Burgos García.

Usted es reconocido como el pintor de San Juan del Río.

Pues sí, todo mundo sabe que soy pintor, pero no saben qué cosa es lo que pinto. Me invitan a exponer y yo expongo, pero la gente no está acostumbrada a ir a los lugares donde se exhibe el arte, la gente va el día de la inauguración, a tomar la copa, la foto, el acto social, pero nada más.

Está un mes colgada la exposición y no entra nadie, entonces a mí me gusta exponer en el mercado, en el portal, en el jardín, quiero un lugar donde vean mi obra y me digan: me gustó, no me gustó, son unos monos que no me gustan. Sí, es válido. O que digan está precioso, como en la exposición retrospectiva que tuve en el Museo de Arte, me encantó un comentario que dejó un señor de Sonora sobre mi colección Las vírgenes locas, eran 35 cuadritos pequeños, con mujeres entre vírgenes y locas, pero muy bellas, y él escribió: Las vírgenes locas están bien chingonas.

¿Las nuevas generaciones de SJR cómo se están involucrando en la pintura?

Vienen un montón de muchachos jóvenes pintando muy bien. Pero en un principio era yo solo.

No había más. No tenía ni con quién comentar mi obra. Ahora son un montón, me invitan a una colectiva y veo trabajos muy buenos. Pero hace falta acercar a la gente al arte, con exposiciones en lugares públicos.

¿Cuándo inició en la pintura?

Desde niño dibujaba, hacía retratos a mis compañeritas de la escuela y siempre he tenido el don de sacar el parecido de las personas.

Yo pintaba nada más de ojo, no sabía pintar, era autodidacta, claro que uno tiene ojo y ve, y dice: está bien o está mal, y lo corrige; pero saber hacer las cosas con un método, pues no, tuve que comprar libros de perspectiva, de composición, teoría del color, todo, para aprender a pintar y me puse a estudiar con mucha disciplina.

¿Pero usted estudió contabilidad?

Sí y no me gusta, pero siempre trabajé para no vivir del arte, porque si vive uno del arte tiene que pintar cosas que no le gustan a uno y ni las hace uno bien y ni le quedan bien, yo siempre he pintado lo que he querido.

¿Trabajó siempre como contador?

Primero como contador, en Tesorería Municipal y subtesorería del estado, luego como Oficial del Registro Civil, porque no había.

¿Oye, a quién ponemos? Me dijo el presidente municipal, pues ponme a mí, le dije. Si tienes cara de juez, órale. Y duré casando gente 12 años.

¿Mientras, siguió pintando?

Yo pintaba dos horas diario, de tres a cinco de la tarde.

No me molesten, es mi hora de pintar, les decía. Pero en cuanto me jubilé, puse mi estudio y me puse a pintar. Una vez, de una galería de mucho prestigio de México, me hablaron y me dijeron: su surrealismo no se vende, queremos que nos pinte platitos con una guayaba, con un pan artesanal, un dulce artesanal. Me quedé pensando y les dije: fíjese que yo no pinto eso, así es que busque quién se los haga, no es lo mío. Seguí pintado mi surrealismo, si no se vende que no se venda, si se vende, bueno.

¿Y cómo eligió el surrealismo?

Eso fue desde el principio, cuando decidí que quería ser pintor, porque tuve una temporada, como a los 20 y 25 años que quería escribir teatro y quería pintar, pero mientras escribía teatro no pintaba y mientras pintaba no escribía, entonces llegó un momento en que dije: no, para hacer las cosas bien tiene que ser una cosa nada más.

Ahí fue donde decidí ser pintor, y pensando en vender dije: tengo que pintar algo que le guste a la gente; y como me gustaba mucho Remedios Varo, dije voy a ser surrealista, y empecé a hacerme surrealista, muy influido por Remedios, pero poco a poco fui marcando mi camino.

¿Y entonces el teatro?

Lo dejé y rompí todas las obras de teatro que había escrito. No valían la pena, digo yo, me dediqué a pintar y jamás volví a escribir. Bueno, escribo poemas, porque, como dicen, de músico poeta y loco todos tenemos un poco, bueno de músico yo no tengo nada.

¿De su poesía, publicará algo?

No. Es algo muy mío

¿Qué sentimiento le deja el ver un cuadro terminado?

Muchísimas satisfacciones, hay algunos cuadros que me los llevo a dormir conmigo, me los llevo a mi casa y los pongo en mi cuarto y los veo día y noche, porque me gusta el resultado.

¿Sueña con sus obras?

He tratado de soñar surrealista para pintar, pero no. Aunque dicen que mis cuadros parecen sueños, pero no, no sueño nada de lo que pinto.

¿Trabaja en un nuevo proyecto?

Sí, es obra hecha sin ver, yo estoy viendo a la modelo y estoy dibujando acá. Todo fue porque me cansé de pintar lo mismo, lo mismo, lo mismo. Llega un tiempo en que uno empieza a buscar nuevas formas de hacer las cosas; ya lo han hecho todo, hay tantísimos pintores que hacen cosas maravillosas y diferentes, y encontrar una forma diferente de hacer algo es muy difícil, máxime en retrato. Así, con este estilo, voy a hacer 20 cuadros para exponer en San Juan el Río.

¿Continuará buscando nuevos estilos para su obra?

Claro, voy a seguir pintando y buscando hasta el último día de mi vida.

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