Contrario a muchas de sus compañeras que se han desnudado para revistas en edad avanzada, la actriz María Rojo señaló que ni por muchos ceros posaría sin ropa, además de que no realiza los trabajos por las propuestas económicas, sino por los personajes y sin temer al paso del tiempo.

Recordó en entrevista que cuando hizo la cinta El apando, donde hizo su primer desnudo, el cual considera fuerte para la época en que lo hizo, la empezaron a llamar para esas revistas “pero no era eso lo que quería, lo que me llamaba la atención era el gran personaje que hice, Meche, o la gran maravilla que es La tarea’”.

Agregó que en El apando, tanto ella como Delia Casanova hicieron desnudos y salieron de cara lavada “y yo y creo que si me dicen en cuál has salido mejor yo digo La Tarea, porque es en la que más me estaba arreglando”, y hasta ella misma se echa flores de lo bien que se veía ahí.

María Rojo no sólo recordó que en cine y teatro ha hecho desnudos, también señaló que ha puesto de su parte, como ocurrió en El callejón de los milagros, donde puso su granito de arena. “La que inventó el diente de oro fui yo y el pelo quemado y rojo, me hice un permanente, además en El apando a Felipe Cazals no le gustaban mis dientes, por su blancura, por lo cual tuvieron que pintarme las encías, para personificar a la mujer de esa película”. Del paso de la edad, refirió que “como todo mundo le temo al paso de los años pero no es una obsesión verme siempre joven”.

Sobre las cirugías, comentó no tener nada contra estas, ni contra sus compañeras que se las practican, pero no le gustan debido a que una de sus hermanas sufrió de poliomielitis y tuvo que ser sometida a operaciones quirúrgicas en varias ocasiones, por lo cual ella le tiene fobia hasta a ir a consulta médica.

Precisó: “Jamás me he tocado la cara con alguna cirugía, me gusta hacer ejercicio —principalmente correr— pero no porque siga o no teniendo buen cuerpo, sino empecé esto por una depresión, cuando falleció mi esposo —Juan de Dios Allende—, y luego ya lo hago por salud, sin criticar a mis compañeros actores, no soy de ese tipo de actriz que le gusta operarse. La obsesión del cuerpo es un problema de la cultura, que parece que una mujer no tiene derecho a envejecer, los hombres sí, la mujer no, son problemas culturales y fomentarlos hacen mucho daño”, por eso no le teme hacer cualquier personaje desde personas de edad avanzada como lo hace en El chofer y la señora Daysi.

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